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Salomón: Un rey en tiempos de paz

En la primera parte Lucas Magnin dio una introducción acerca de este personaje bíblico e histórico que gobernó en Israel. En esta segunda parte el teólogo y escritor nos trae más datos que quizás no conocías acerca de este rey.

Según el relato bíblico, el rey David, el padre de Salomón, gobernó durante cuarenta años. En ese periodo hizo muchas guerras con los pueblos de alrededor, pero hacia el final de su mandato logró una relativa paz en su reino. Así fue como empezó a gobernar Salomón.

El reinado de Salomón fue pacífico, sin guerras, es verdad; pero hay que dejar en claro cuál fue el precio a pagar para “lograr la paz”. El primer acto de gobierno de Salomón fue liquidar a todos los que podían llegar a poner en duda su autoridad. Primero mató a su propio hermano, Adonías, después, mató a Joab, que había sido general y mano derecha de David, su padre, y también mató a Simei, una persona que había criticado los abusos cometidos durante el gobierno de David.

Como Salomón no tenía gastos extraordinarios causados por la guerra, enfocó su energía en construir un gran aparato imperial. Ya no tenía la excusa de la guerra para pedirle grandes sacrificios económicos a su pueblo; así que utilizó esos impuestos para hacer obras públicas. Fundamentalmente tres en la ciudad de Jerusalén: la muralla de la ciudad, el templo y el palacio.

El templo de Salomón es muy famoso. En las pinturas y la imaginación de muchas personas es casi una de las siete maravillas del mundo antiguo. Según 1 de Reyes 6, el templo medía 27 m de largo, 9 m de ancho y 13 m de alto. Tardaron siete años en terminar toda la construcción.

No deja de ser llamativo, sin embargo, que el palacio de Salomón era mucho más grande y majestuoso que el famoso templo. Según 1 de Reyes 7, tardaron trece años en construirlo, casi el doble que el templo. Y aunque no tenemos todos los detalles de la construcción, queda claro que el tamaño del palacio era entre 10 y 20 veces más grande que el templo. Todo lindo con la casa para Dios, pero digamos todo: Salomón hizo una casa para él mismo muchísimo más grande.

La gente tiene la idea de que Israel vivió un período de gloria durante el reinado de Salomón. El templo, el palacio, la visita de la reina de Saba. Pareciera que nunca hubieran estado mejor. Si eso hubiera sido así, los israelitas hubieran estado muy tristes al enterarse de su muerte. Pero la Biblia no dice eso. Cuando Salomón murió, el pueblo decía que había sido «un amo muy duro», que los había cargado con «trabajos muy pesados» y les había cobrado «impuestos muy altos» (1 Reyes 12:4).

En otras palabras: el mismo pueblo creía que Salomón era un tirano. No parece ser la descripción de un tiempo glorioso y de un pueblo feliz. Bastante diferente de lo que, al menos yo, entendía de toda esta historia.

Lucas Magnin
Lucas Magninhttp://www.lucasmagnin.com/
Nació en Argentina. Es Magíster en Teología, Licenciado en Letras Modernas y tiene una Laurea en Comunicación. Desde hace años, busca relacionar de manera honesta la fe, el arte, la cultura y la academia. Entre sus libros se cuentan "Arte y fe. Un camino de reconciliación", "La traición suprema: triunfo y vergüenza del cristianismo en el poder" y "Cristianismo y posmodernidad. La rebelión de los santos". Como cantautor, ha publicado dos discos —"Inocencia" y "Experiencia"—. Está casado con Almendra e intenta todos los días seguir las pisadas de Jesús.

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