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¿Qué es la Salvación?

En las Escrituras, continuamente encontramos el término “salvación” o “ser salvos”. Pero entre tantos conceptos y estructuras, a lo largo de la historia de la Iglesia, muchos cristianos se preguntan cosas como ¿Qué significa? ¿Seré yo realmente salvo?

Para iniciar la respuesta a esta interrogante, hay que aclarar que Dios ofrece Su salvación a todos, llamándonos a dejar atrás la muerte, la esclavitud, el temor y la vanidad, para abrazar una vida verdadera y eterna. Como menciona 1 Pedro 5:10 y 1°de Juan 3:14

Hay que entender que la salvación no se basa en doctrinas o creencias, sino en una vida plantada en el corazón de quienes la reciben y se rinden por completo a ella. Por esto, despójense de toda inmoralidad y de la maldad para que puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para salvarles”. Santiago 1:21

La salvación comienza con el llamado de Dios a salir de nuestra condición actual, entrar por una puerta y avanzar en un camino nuevo. Entren por la puerta estrecha…” Mateo 7:13. Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo” Juan 10:9.

La salvación es una luz que amanece en el alma, levantándose y creciendo hasta que las sombras desaparezcan y el día sea perfecto. “La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud”. Proverbios 4:18.

La salvación es una vida nueva, un reino en el corazón que puede vencer y conquistar, siempre que el corazón se convierta en un aliado en esas batallas o en tierra fértil para esa pequeña semilla. “Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Este sí produce una cosecha hasta cien, sesenta y treinta veces más”. Mateo 13:23.

La salvación para Dios es vida, permitiéndonos dejar atrás lo que antes llamábamos vida, pero que es muerte ante Sus ojos. Todo en esta vida es salvación; fuera de ella, nada lo es. “Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí”. Juan 15:4.

Abel Ballistreri
Abel Ballistrerihttps://herramientasdiscipulares.com/
Esposo y padre de dos hijas. Pastor en la Iglesia Manantial de Vida en Córdoba, Argentina. Gerente del Instituto CEMAD y de la Escuela de Liderazgo de Avanzada. Autor de cinco libros y generador de contenidos para Iglesias a través de Herramientas Discipulares.

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