Desde este humilde espacio y gracias a la oportunidad quiero dedicarme no tanto a realizar una review de la serie sino más bien a plasmar una opinión sobre las sensaciones que me ha dejado en sus aspectos más importantes.
Aviso por las dudas que esta nota contiene spoilers:
Para ponernos rápido en contexto llevemos las cosas a lo más simple que podamos, ¿de qué trata la serie?
Un grupo de personas con problemas económicos eligen voluntariamente formar parte de una serie de juegos infantiles para ganar un premio millonario. Y aquí es, para mí, donde vamos al primer punto clave de esta historia: la ambición.
Una vez que los personajes se enteran de que si pierden en los juegos también pierden la vida, se ponen de acuerdo para escapar y volver a sus hogares. Pero todo cambia cuando ven el dinero del premio dentro de un chanchito «mágico». Según cálculos estimativos, casi unos 38 millones de dólares en la moneda surcoreana, wones. Allí, la seguridad que tenían de escapar se desvanece por completo y quedarse a jugar se convierte en su única motivación.
En ese vuelco que da la serie, de un momento al otro, podemos observar que más de la mitad de los participantes dejan todos sus valores morales y éticos para llevar a cabo una sola misión durante la competencia; matar a todos sus compañeros para ganar el gran premio.
La serie logra retratar un cuadro interesante, y es cómo la ambición desmedida se transforma en el motor para que una persona saque a luz la peor versión de sí misma.
Sin embargo, más allá de mi interpretación, El juego del calamar es una serie que trata un tema que venimos viendo reiteradas veces en los últimos años, la desigualdad social. Entre algunas producciones anteriores que abordan el mismo problema está la película Parasite, también de origen surcoreano, o desde este lado del continente la reconocida película del Joker, conocida en castellano como “Guasón”, protagonizada por Joaquín Phoenix.
Analizando esto no creo haber “descubierto la pólvora” no es que me considere un genio por darme cuenta de qué va la cosa. Porque es algo que se respira desde el primer capítulo de una manera muy evidente y hasta el mismo creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, lo mencionó en una reciente entrevista con Infobae, explicando por qué cree que la serie fue un boom a nivel mundial.
“La falta de igualdad, la diferencia entre ricos y pobres o los refugiados, son problemas reales alrededor del mundo … Por eso se dieron estas conexiones en todo el planeta”, dijo el director del juego del Calamar.
Hwang Dong-hyuk sentenció que “los ricos se hicieron más ricos a causa de la pandemia y los pobres fueron empujados al límite de tener más deudas”.
Es llamativo cómo últimamente esta realidad sobre las clases sociales se aborda casi siempre desde el lado de la ira, la bronca, incluso la venganza, sin importar el bando, es decir, de pobres a ricos o viceversa. Pero lo que más sorprende, tal vez, es que estas producciones logran alcanzar niveles de popularidad elevados de manera inmediata.
Observemos un poco las películas mencionadas:
- – Parasite, ganadora del Oscar a mejor película.
- – Joker, aplaudida de pie durante 8 minutos en el Festival de cine de Venecia (uno de los más importantes del mundo).
- – Y qué decir de El juego del calamar que se ha ganado el título a “la serie más vista de la historia” en la plataforma de streaming más popular a la fecha.
Creo que su éxito no solo pasa por el presupuesto que invierten las productoras, porque ésta última serie fue prácticamente low cost comparada a otros programas creados por el gigante Netflix. Tal vez la conexión que logramos pasa por otro punto aún más llamativo y la realidad es que quizás sea lo que nos gusta ver.
Una pregunta incómoda para cuestionarnos es ¿por qué nos gustan tanto? Si nos fijamos, todas comparten aspectos muy parecidos: violencia explícita y desmedida, problemas económicos, el abuso de unos a los otros, asesinato, suicidio, gente sin nada que perder y la lista se hace interminable.
ESPERANZA
Sobre el final, la serie intentará dejar un mensaje un tanto más positivo. Y podemos concluir que todavía hay gente buena. Quedan personas que se preocupan por los demás y dentro de todo lo oscuro que es la producción, enciende una luz de esperanza.
Y si la serie casi por terminar puede dejarte un mensaje me gustaría aprovechar para “copiarlos” y dejarte uno yo también.
El FILTRO DE LA CRUZ
Saquemos al protagonista de lado por un momento y llevemos a los demás jugadores de la serie nuevamente a la expresión más simple que se pueda llevar para resumir la trama en una oración.
Gente con deudas enormes que no pueden pagar ni en mil años dan su vida por un premio que no llegan ni llegarán a alcanzar nunca. Bien, esto me sonó un tanto familiar, ¿no crees? Porque, al igual que ellos, vos y yo teníamos una deuda que no podíamos pagar, donde el precio era nuestra vida, y aun dándolo todo de nosotros no íbamos a poder alcanzar la salvación.
Hasta que llegó Uno. El único. Aquél que pagó toda la deuda por nosotros y para siempre. La pagó con su vida y la pagó con cada gota de su sangre. En donde El Justo murió por los impíos para darnos libertad. Para pasarnos de muerte a vida, de tinieblas a luz para toda la eternidad. Fuimos trasladados a su Reino inconmovible y en eso Dios demostró su amor, en que cuando éramos sus enemigos Él nos salvó.
Y éste es el mensaje que quiero darte, más bien es un recordatorio, ya que por momentos, en la velocidad a la que vamos, nos dejamos llevar y ponemos de lado u olvidamos mirar a lo más importante, la cruz.
No importa el momento que estés pasando, bueno o malo, quiero recordarte que hay victoria. Porque ésta es una realidad espiritual. Nada pudo ni podrá detener a Jesús, ni aún el peor de los villanos que pueda existir en la tierra. Él venció sobre todas las cosas; el sistema, el pecado, el diablo y la misma muerte. Cristo resucitó y para los que estamos en Cristo no hay condenación. La deuda que teníamos con Dios fue paga por su Hijo. Ahora somos libres y el premio es tenerlo a Él.