Rodrigo Tapari contó su increíble testimonio en “De Repente lo Vi”
En el programa de hoy, el músico que ya cuenta con una gran trayectoria en la música tropical, pasó por el programa de streaming y nos regaló momentos icónicos.
En un programa lleno de humor, música y testimonio, Rodrigo Tapari, el invitado especial de este episodio tan solicitado y esperado por muchos, dialogó con los chicos en el Panel de De Repente Lo Vi.
Contó su testimonio con Dios y cómo fue su historia desde sus inicios hasta el día de hoy, continuando la misión de seguir expresando el Evangelio usando la poderosa plataforma de la música y cómo Dios a través de él llegó a impactar la vida de miles de personas, no solo afuera del escenario, sino también a personas dentro del mundo del espectáculo.
Nos compartió, entre otras cosas, como Dios lo libró del alcohol y su vieja vida, para ahora llevar el Evangelio en medio de la música tropical.
Como no podía ser de otra manera, Tapari terminó en el escenario Amazon Music cantando algunas alabanzas con un estilo único, el teclado y su voz tomaron protagonismo en el cierre del programa donde pudimos cantarle al Señor.
Sin dudas, un episodio distinto y lleno de emociones.
Si naciste en la iglesia, seguramente habrás escuchado la historia de Jonás. Este profeta, enojado por el mandato divino de predicar en Nínive —una nación poderosa y enemiga de Israel—, decide huir hacia la otra punta del mundo: Tarsis.
Nuestro protagonista es el anti-héroe de una narración breve pero llena de giros. Su descarada desobediencia es detenida por la intervención providencial de Dios, quien envía una tormenta que amenaza con hundir el barco donde viaja. El episodio culmina en una escena tragicómica: los marineros —hasta ese momento paganos— deben arrojar al profeta al mar para calmar la ira del Señor.
La historia pudo haber concluido en el capítulo 1 con el ahogamiento del rebelde. Ese final habría servido como lección moral: “el que desobedece recibe el castigo de Dios”. Pero no ocurre así. El Señor interviene una vez más, enviando un pez enorme que se traga a Jonás. En su misericordia, Dios actúa de maneras poco convencionales: puede sacudir nuestros falsos cimientos con una tormenta o salvarnos de lo inevitable a través de un anfibio gigante, desafiando incluso la lógica científica moderna.
El relato sigue con el pez vomitando al profeta, su obediencia tardía, la conversión inesperada de Nínive y, finalmente, el enojo de Jonás ante la gracia divina que perdona a los enemigos de Israel. Todo parece fluir narrativamente… hasta que, en medio de la acción, aparece una interrupción inesperada: la oración poética de Jonás en el capítulo 2.
La oración de Jonás
A primera vista, la oración parece un modelo de fe: un arrepentido que se vuelve a su Dios. El texto afirma: “Desde el vientre del pez oró Jonás al SEÑOR su Dios” (2:1). Y el profeta declara: “Desde mi angustia invoqué al SEÑOR y él me respondió; clamé desde el vientre del Seol, y tú escuchaste mi voz” (2:2).
El solo hecho de orar ya resulta encomiable, sobre todo frente a la falta de oración que caracteriza a muchos creyentes hoy. Jonás, en ese sentido, “nos lleva ventaja” al cumplir con lo más básico de la fe: dirigirse a Dios en oración.
Sin embargo, al analizar el contenido, la oración está lejos de ser ejemplar. En el v. 3, Jonás acusa a Dios de haberlo arrojado al mar: “Me echaste en lo profundo, en el corazón de los mares… todas tus ondas y tus olas pasaron sobre mí.” En el v. 4 añade que ha sido “expulsado de delante de tus ojos.”El lenguaje es claramente acusador: Jonás culpa a Dios de sus males.
Además, el profeta nunca confiesa su pecado ni expresa arrepentimiento. A diferencia de David, que clamó: “Contra ti, solo contra ti he pecado” (Salmo 51:4), Jonás muestra más quejas que contrición. Su oración es egocéntrica, marcada por la autocompasión, sin reconocimiento de culpa.
El desenlace del capítulo confirma este tono. Cuando Dios ordena al pez que vomite a Jonás (v. 10), el verbo usado transmite una cierta desaprobación. Como si el Señor, con sutileza, señalara la insuficiencia de las palabras del profeta.
En resumen: la oración de Jonás no es un modelo a imitar. Refleja más bien el corazón endurecido de un siervo rebelde.
El propósito de la oración en el libro
Entonces surge la pregunta:
¿por qué esta oración está en la Biblia? ¿Qué quiere enseñarnos Dios a través de ella?
La respuesta está en el carácter divino. La oración de Jonás no revela tanto la piedad del hombre como la misericordia de Dios. El Señor pudo haberlo dejado morir en el mar o haber ignorado su clamor. Pero, una vez más, extendió gracia inmerecida y le salvó la vida.
Este mismo patrón se repite en todo el libro:
Dios recibe la adoración de marineros paganos convertidos (1:16).
Dios perdona a Nínive, una nación cruel pero arrepentida (3:5).
Dios muestra paciencia con Jonás, incluso en su enojo y queja (4:10–11).
El énfasis no está en la efectividad de la oración humana, sino en la bondad divina.Jonás oró imperfectamente, pero Dios respondió en misericordia.
Aplicación teológica
Lo mismo ocurre con nosotros. Con frecuencia no sabemos qué pedir ni cómo orar. Nuestros deseos se mezclan con egoísmo, y buscamos nuestra satisfacción más que la gloria de Cristo. Pero el Espíritu Santo intercede por los creyentes con gemidos indecibles, conforme a la voluntad de Dios (Romanos 8:26–27).
Así, nuestra esperanza no está en la calidad de nuestras palabras, sino en el carácter del Dios que escucha. Su gracia precede, sostiene y transforma nuestras oraciones. El mismo Espíritu que nos dio vida nueva madura nuestro clamor para que, poco a poco, busquemos la gloria de Dios antes que nuestro propio bienestar.
En última instancia, la oración de Jonás nos recuerda que Dios es fiel a su gracia incluso cuando nosotros somos débiles.La oración imperfecta de un profeta rebelde se convierte, paradójicamente, en el paradigma de la bondad divina que salva y transforma.
Arturo Kim
Se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y culminó su Master of Divinity (MDiv) y Master of Theology (ThM) en el seminario teológico Gordon-Conwell de Massachusetts, Estados Unidos. Actualmente se encuentra cursando sus estudios doctorales (PhD) en el Puritan Reformed Theological Seminary.
Es también profesor adjunto en la Facultad de Teología Integral de Buenos Aires, y co-pastor en la Iglesia Presbiteriana Betel en Argentina. Está felizmente casado con Priscila, y juntos forman su familia con Jeremías.
Confirmado: Mel Gibson revela quién será el nuevo Jesús en la secuela de La Pasión de Cristo
Después de más de dos décadas del estreno de La pasión de Cristo (2004), Mel Gibson ha comenzado la producción de su secuela, La resurrección de Cristo, y una de las decisiones más comentadas del rodaje ha sido el reemplazo del actor que interpretará a Jesús.
El papel que en la cinta original encarnó Jim Caviezel, será asumido ahora por el actor finlandés Jaakko Ohtonen, conocido por su participación en The Last Kingdom. Con esta elección, Gibson busca renovar el enfoque visual y narrativo de la historia, que retomará los acontecimientos tres días después de la crucifixión.
Según fuentes cercanas a la producción, la decisión de reemplazar al elenco original se debió al paso del tiempo desde la primera película, ya que el rejuvenecimiento digital de los actores habría implicado costos elevados y un resultado visual poco natural.
Además, Gibson pretende ofrecer una mirada fresca sobre la figura de Cristo resucitado, explorando con mayor profundidad el misterio de la vida después de la cruz. El director reconoció que la historia de la resurrección “es mucho más compleja de lo que la gente cree” y adelantó que su nueva película abarcará desde “la caída de los ángeles hasta la muerte del último apóstol”.
Un elenco completamente renovado
Junto a Ohtonen, la actriz cubana Mariela Garriga (vista recientemente en Misión Imposible) interpretará a María Magdalena. El elenco se completa con Kasia Smutniak como María, Pierluigi Pasino en el papel de Pedro, Riccardo Scamarcio como Poncio Pilatos y Rupert Everett, quien tendrá una participación breve pero significativa.
La filmación se lleva a cabo en los estudios Cinecittà de Roma y en varias localidades del sur de Italia, como Matera, Ginosa, Altamura y Gravina Laterza. Gibson dirige la película y firma el guion junto a Randall Wallace, con la producción de Bruce Davey.
Estreno y expectativas
La primera parte de La resurrección de Cristo se estrenará el 26 de marzo de 2027, mientras que la segunda llegará a los cines el 6 de mayo del mismo año.
Con esta nueva producción, Mel Gibson busca ofrecer una visión más espiritual, simbólica y teológica del evento central de la fe cristiana: la resurrección de Jesús. El cambio de actor no solo marca un relevo generacional, sino también una invitación a redescubrir el poder transformador de la victoria de Cristo sobre la muerte.
Empezar a hablar de sexualidad en casa puede sentirse como meterse en una sala oscura sin linterna. Pero ¿sabés qué? no hablar es peor. Si no lo hacemos nosotros, el porno, los “amigos informados” o las redes sociales lo harán por nosotros.
¿Desde cuándo hablar de sexualidad?
Muchos se preguntan: “¿Cuándo hay que empezar a hablar de sexualidad?” La respuesta es simple: desde que nacen. No, no es un chiste. Cuando un bebé explora su cuerpo, cuando le enseñamos cómo se llama cada parte sin vergüenza (“pene” y “vulva”, no “cosita”), cuando hablamos del cuidado del cuerpo, de decir “no” o de pedir permiso, ya estamos educando en sexualidad.
Hablar de sexualidad no es solo hablar de sexo. Es hablar de identidad, vínculos, respeto, emociones, cuerpo, valores, decisiones y sentido. Es enseñar a ser personas completas.
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6).
¿Y si ya son adolescentes?
Nunca es tarde. Lo que sí es tarde es seguir callando. Muchos padres se asustan porque “ya vieron pornografía”, “ya preguntaron cosas raras” o “ya están de novios”. Lo importante es no reaccionar desde el miedo, el enojo o el sermón eterno, sino desde la calma y el amor.
Una madre me contó que encontró en el historial del celular de su hijo de 11 años la palabra “sexo”. Apenas lo vio, gritó y luego lloró. Después de conversar, decidió hablar con él sin retarlo, preguntándole qué entendía, qué había visto y qué le había generado. Esa charla fue el inicio de muchas otras.
La información es protección. La ignorancia no es inocencia: es vulnerabilidad.
Qué decir y cómo decirlo según la edad
Algunos puntos clave:
De 2 a 5 años: Enseñales los nombres correctos del cuerpo, a identificar partes íntimas y a decir NO. Introducí la idea de “tu cuerpo es tuyo” y “nadie tiene derecho a tocarlo sin permiso”.
De 6 a 9 años: Hablá de la diferencia entre amor y atracción. Explicá cómo nacen los bebés desde la biología, de menos a más. Mostrales que hay distintos cuerpos y sentimientos. Hablá de abuso, grooming y pornografía.
De 10 a 13 años: Conversá sobre el deseo sexual, los cambios hormonales, el respeto por el cuerpo del otro, las emociones y el consentimiento. Enseñales que no todo lo que sienten deben actuarlo; aprender a regular también es crecer.
De 14 en adelante: Abordá temas como vínculos sanos, decisiones informadas, pornografía, presión social, sexting, el amor y el cuidado mutuo.
La educación sexual integral fortalece la autoestima, previene abusos, reduce embarazos no intencionales y fomenta decisiones responsables.
Frases que bloquean vs. frases que abren
Frases que bloquean:
“¡De eso no se habla!”
“Después te explico”
“Eso no es para tu edad”
Frases que abren:
“¿Qué sabés sobre eso?”
“¿Dónde lo escuchaste?”
“Si tenés dudas, podemos hablarlo juntos”
Las conversaciones no tienen que ser perfectas, tienen que ser honestas, repetidas y con amor.
Sanar mientras criamos
¿Qué pasa si nunca hablamos de esto o tenemos prejuicios y miedos propios?
Es muy válido. Muchos no tuvimos buena educación sexual y ahora queremos hacerlo mejor. Animarse a sanar mientras criamos y aprender mientras acompañamos también es parte del proceso. No hace falta tener un máster, hace falta estar disponibles.
China persigue a los jóvenes que estudian la Biblia en secreto
El gobierno comunista de China ha endurecido las restricciones religiosas, prohibiendo la evangelización y el discipulado de menores de 18 años. Esta nueva normativa busca impedir que jóvenes y niños participen en iglesias, estudios bíblicos o retiros cristianos, profundizando el control estatal sobre la fe.
La Administración Nacional de Asuntos Religiosos de China publicó el 15 de septiembre un reglamento que veta la organización de retiros, capacitaciones y actividades religiosas para niños y adolescentes, incluso limitando la evangelización en línea.
Las consecuencias para quienes desafíen estas disposiciones son severas: suspensión de licencias religiosas, cierre de cuentas digitales e incluso investigaciones criminales, aumentando la presión sobre la iglesia subterránea china.
La fe que no se rinde: el testimonio de Da Wei
A pesar de la represión, líderes cristianos como Da Wei, de 40 años, continúan evangelizando y discipulando adolescentes en secreto. Convertido en su juventud tras escuchar el mensaje de Jesús en la secundaria, Da Wei fundó el ministerio “Viajantes”, dedicado a servir a menores marginados y en situación de vulnerabilidad.
Por realizar un retiro cristiano con casi cien jóvenes, Wei fue arrestado durante 17 días y multado con 990 dólares. Cada asistente también recibió una multa, aunque la iglesia local intervino para ayudar a quienes no podían pagar.
El proyecto “Viajantes” ha tenido que mudarse cuatro veces en un año para proteger a sus 50 estudiantes, la mayoría provenientes de familias pobres o expulsados del sistema escolar. Aun bajo vigilancia, el equipo continúa compartiendo el Evangelio y ofreciendo un espacio seguro, con formación bíblica, apoyo educativo y contención emocional.
“Me sentí como Elías, exhausto, sin saber dónde seguir refugiándonos, pero seguí orando”, confesó Da Wei sobre los momentos más difíciles durante los traslados forzados.
El Evangelio no se detiene
La organización Open Doors (Puertas Abiertas) conoció la situación de Wei y proveyó un lugar seguro, además de capacitación para asegurar la continuidad del discipulado cristiano. Gracias a este apoyo, varios graduados del ministerio “Viajantes” hoy sirven como misioneros dentro y fuera de China, testificando que, pese a la represión, “el Evangelio siempre encuentra un camino para avanzar y transformar vidas.”
En medio de la persecución religiosa, la iglesia china sigue demostrando que solo el poder del Evangelio puede superar cualquier barrera gubernamental, manteniendo la fe firme ante la oposición, como una luz que brilla en medio de la oscuridad.
Marcos 1:9-11«Sucedió que en aquellos días Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Inmediatamente, al salir del agua, vio que los cielos se abrían… y vino una voz de los cielos, que decía: «Tú eres Mi Hijo amado, en Ti me he complacido»”.
En el relato del bautismo de Jesús aparece un detalle que no podemos pasar por alto: “Los cielos se abrieron”
Este acontecimiento nos lleva a reflexionar sobre algunas preguntas clave:
¿Los cielos Estaban cerrados?
Sí, la palabra de Dios revela que los cielos estaban cerrados en un sentido espiritual. Desde la caída del hombre, el acceso pleno a la presencia de Dios había sido restringido. Aunque Dios se revelaba a su pueblo, la comunión directa estaba afectada por el pecado. (Génesis 3:23-24; Isaías 59:2; Ezequiel 39:29).
¿Por qué los cielos estaban cerrados?
Los cielos estaban cerrados debido al pecado que separó a la humanidad de Dios. La desobediencia generó una barrera que impedía la plena comunión con el Creador. Aunque había sacrificios y mediadores en el Antiguo Testamento, el acceso directo seguía bloqueado. (Isaías 64:1; Lamentaciones 3:44; Miqueas 3:4).
¿Desde cuándo estaban cerrados los cielos?
Desde la caída en el Edén, cuando Adán y Eva fueron expulsados de la presencia de Dios. A partir de ese momento, el pecado se convirtió en un obstáculo permanente entre Dios y los hombres, requiriendo un sacrificio perfecto para restaurar la relación. (Génesis 3:23-24; Romanos 5:12; Hebreos 9:8).
¿Qué significa que los cielos estaban cerrados?
Significa que la relación entre Dios y la humanidad estaba fracturada, y el acceso a su presencia estaba restringido. Sin un mediador, el hombre no podía acercarse libremente a Dios, y el pecado seguía acumulando juicio sobre el mundo. (Éxodo 33:20; Deuteronomio 28:23; Hebreos 10:19-20).
¿Qué significa que se abrieron los cielos?
Que en Jesús, Dios estaba restaurando el acceso directo a su presencia. Su bautismo marcó el comienzo de su ministerio, en el cual cumpliría la obra de redención y traería reconciliación. La apertura de los cielos anunciaba que la barrera estaba siendo removida. (Marcos 15:38; Hebreos 4:16; Juan 1:51).
¿Por qué se abrieron los cielos en el bautismo de Jesús?
Porque Él es el Hijo de Dios y el mediador entre Dios y los hombres. Su bautismo señaló el inicio de su ministerio y la afirmación del Padre sobre Él como el Mesías prometido. Además, el Espíritu Santo descendiendo en forma de paloma confirmó que Dios estaba manifestando su presencia de manera plena en Cristo. (Mateo 3:16-17; Juan 3:34; 1 Timoteo 2:5).
Cielos abiertos en Cristo
Todo el favor del Padre es derramado sobre el Hijo, a quien mira con absoluto agrado. En Cristo, los cielos se abren no solo para Él, sino para todo aquel que viene a Él en fe. Su bautismo no solo marcó el inicio de su ministerio, sino también la promesa de reconciliación entre Dios y la humanidad.
Vivir sin Jesús es vivir bajo cielos cerrados. No se trata de bienes materiales o bendiciones temporales, sino del mayor de los dones: el perdón de pecados y el acceso directo al Padre. Sin Jesús, no hay comunión con Dios, no hay vida eterna, no hay esperanza. Él es la única puerta a los cielos abiertos.
Uno de los mayores obstáculos para anhelar cielos abiertos es la negativa a reconocer nuestra necesidad de perdón. Nos acostumbramos a vivir bajo cielos cerrados, aprendemos a caminar lejos de Dios y, sin darnos cuenta, nos hundimos cada día más en nuestra propia miseria. La indiferencia endurece el corazón, y el orgullo nos ciega a la realidad de nuestra necesidad espiritual.
Pero así como llegó ese glorioso día en el que los cielos se abrieron ante la presencia de Jesús, también puede llegar el día en que Jesús se haga presente en nuestras vidas. Que podamos clamar como Isaías: «¡Oh, si rompieses los cielos y descendieras!» (Isaías 64:1)
Hoy es el día de salvación, hoy es el día en que los cielos pueden abrirse para ti. Ven a Jesús.
Wycliffe celebra un récord mundial en traducción bíblica: la Palabra llega a nuevos pueblos
El movimiento global de traducción bíblica está viviendo un momento histórico. Por primera vez, millones de personas tienen acceso a la Biblia en su lengua materna, un avance que está transformando vidas, culturas y naciones enteras.
Según datos de Wycliffe Bible Translators, difundidos durante el Día Internacional de la Traducción, en el último año se publicaron 118 nuevas traducciones bíblicas: 23 Biblias completas y 95 Nuevos Testamentos. Este logro marca un récord sin precedentes en la historia moderna de la traducción de las Escrituras.
Gracias a estos esfuerzos, 197 millones de personas ya pueden leer la Biblia completa en su propio idioma —una cifra equivalente a la población de Brasil—, mientras que 54 millones más han recibido acceso al Nuevo Testamento.
Uno de los avances más significativos es la reducción de idiomas sin ninguna traducción bíblica, que pasó de 985 a 550 en solo un año, lo que representa una disminución del 44% en comunidades que antes no tenían ninguna porción de la Palabra de Dios.
Además, se iniciaron 461 nuevos proyectos de traducción a un ritmo sorprendente: uno cada 19 horas. Porciones bíblicas fueron publicadas por primera vez en 174 lenguas, llevando esperanza a comunidades enteras.
La Biblia transforma vidas y culturas
En Togo y Benín, la comunidad Ifè experimenta un profundo cambio espiritual gracias a la traducción del Antiguo Testamento, que conecta las historias bíblicas con sus tradiciones ancestrales. En Papúa Nueva Guinea, el pueblo Nobonob celebró la finalización de la Biblia completa en su idioma, considerándola una fuente de guía, consuelo y esperanza.
En muchos casos, la traducción bíblica también ayuda a preservar lenguas en peligro de extinción. En la comunidad Label (Papúa Nueva Guinea), el proceso de traducción revitalizó su idioma escrito y permitió la entrega del Nuevo Testamento. En Uganda, los proyectos de traducción se convirtieron en herramientas para la alfabetización y el desarrollo educativo, impulsando programas como “Leamos juntos”, que mejoran el aprendizaje y fortalecen la fe de las nuevas generaciones.
El desafío continúa: “Ningún pueblo sin Biblia”
A pesar de los avances, uno de cada cinco habitantes del planeta todavía no cuenta con la Biblia en su idioma. Esto equivale a 1.500 millones de personas que aún esperan escuchar la voz de Dios en la lengua de su corazón.
Wycliffe y otras organizaciones misioneras hacen un llamado a los creyentes de todo el mundo para orar, apoyar y participar en esta misión: que cada pueblo tenga acceso a la Palabra de Dios.
La expansión de la traducción bíblica no solo representa un logro lingüístico, donde la Biblia sigue transformando vidas y confirmando que Dios continúa obrando con poder en todas las naciones.
Fue la primera seguidora de Jesús y una de las principales difusoras del primer evangelio.
Octubre es el décimo mes del año. Si vivís en el hemisferio Sur, sabrás que todavía estamos atravesando la mitad de la primavera. Al igual que septiembre, octubre también trae diversas celebraciones, algunas nacionales, otras internacionales. En el caso argentino, el segundo domingo de octubre se conmemora el Día de la Madre. A diferencia de muchos otros países, donde se celebra en el mes de mayo.
Aprovechando un día tan especial como éste, hoy nos vamos a interiorizar un poco en la vida de María, la madre de Jesús. Aunque es reconocida por todo el cristianismo y venerada con mayor énfasis en el catolicismo, la mayoría sólo le reconoce el haber traído en carne y hueso al Mesías. Sin embargo, su papel no terminó ahí, porque María es, sin duda, la primera mujer valiente en creer con confianza en el evangelio y, junto a María Magdalena, la más fiel en seguir de cerca todo el ministerio de Jesús, acompañándolo hasta su crucifixión, muerte y resurrección.
Adolescente y embarazada
El embarazo adolescente es una problemática que atraviesa a todas las clases sociales, países y épocas históricas. Sin embargo, en la ley judía un embarazo sin que mediara el matrimonio se castigaba con la muerte, debido a que se consideraba adulterio.
Cuando el ángel Gabriel le anunció que quedaría embarazada del Altísimo, María tendría entre doce, trece o a lo sumo dieciséis años. Esto se infiere porque era una época donde hombres y mujeres no vivían más de 50 años. Por lo tanto, la edad de casamiento solía ser en la adolescencia, antes de los veinte años.
Pero el embarazo de María podía considerarse aún más grave, debido a que ella estaba comprometida, por lo que su futuro esposo podía rechazarla y decidir no celebrar el matrimonio. Si esto sucedía, María podría haber sido asesinada o desterrada a vivir lejos de la sociedad judía, al no poder relacionarse con su familia. Por esto, José tuvo también una revelación divina:
“José, su marido, como era justo y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Pensando él en esto, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es”, Lucas 1:19-20.
En realidad, José quería desposarse, pero manteniendo en secreto el embarazo. Luego, por convencimiento divino, aceptó tomarla como esposa sin ninguna duda sobre su comportamiento antes del matrimonio.
Entonces, aceptar estoicamente estar embarazada sin esperarlo, justo cuando estaba comprometida con un hombre que podría haberla hecho matar, fue una de las primeras pruebas de fe de esta joven mujer.
Las otras vicisitudes de María al nacer Jesús
Los evangelios relatan las otras dificultades que tuvo que atravesar como futura madre, involucrando a José y, por ende, a toda su familia en la difícil tarea de ser la madre del Mesías:
Viajar caminando por el censo, o a lomo de un animal, embarazada (Lucas 2:2).
Dar a luz casi sola rodeada de ganado, en un pesebre (Lucas 2:7).
Huir a Egipto debido a la matanza de primogénitos, nuevamente a lomo de un animal, con el bebé recién nacido (Mateo 2:4) donde vivirían por largo tiempo, hasta la muerte de Herodes.
Hasta ahora la maternidad de María no fue para nada sencilla: mucho tiempo de viaje, pero no en las comodidades que tenemos ahora, un nacimiento un tanto complicado y la huida a un lugar extraño, sufriendo el desarraigo y teniendo que empezar una nueva vida, cada cierto tiempo, debido al encargo de ser la cuidadora del Redentor.
María viajando embarazada por el censo. Fuente: miapic.org
María y la difusión del evangelio
Cuando ocurrió la Pasión y la ejecución de Jesucristo, a María le tocó la difícil misión de ver morir a su hijo, desnudo y crucificado. A pesar del mal momento, Jesús le encargó a Juan que se ocupara de ella, como reemplazo de él mismo.
Lo último que se sabe de la madre de Jesús se lee en el libro de Hechos, donde se narra que se encontraba con el resto de los discípulos, orando hasta esperar la revelación para la difusión del evangelio. Es quizás uno de los hechos que más se ignora de esta valiosa mujer: fue de los primeros testigos del poder para predicar sobre Jesús.
Ser madre de por sí es una labor que no se compara con ningún otro trabajo de la tierra. Por eso, aprovecho este artículo para desearles un Feliz Día a todas y a cada una de ellas. Así como homenajeamos a esa valiente mujer que decidió ser la madre, amiga, cuidadora y fiel seguidora del Redentor. Gracias a ella, pudimos disfrutar de los ejemplos que quedaron escritos sobre los milagros y enseñanzas de Jesús y hoy llamarnos cristianos.
“Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes” (Colosenses 3:13). Esta instrucción del apóstol Pablo no es solo un mandato espiritual, sino también la clave para un matrimonio saludable y lleno de vida.
En la travesía del matrimonio, el perdón emerge como la brújula que orienta a las parejas hacia la unidad. Donald y Silvia Franz, en su obra 30 Días a Sus Pies por Mi Matrimonio, nos invitan a reflexionar profundamente sobre este principio esencial.
«Un buen matrimonio está compuesto de dos buenos perdonadores.»
Donald y Silvia Franz
Perdonar no es solo una acción, sino un acto de liberación. “Cuando elegimos perdonar, liberamos al deudor de su deuda. Renunciamos al deseo de buscar venganza personal y decidimos darle una nueva oportunidad a quien nos lastimó”, explica el matrimonio Franz.
Esta decisión es crucial, porque si no se atiende, las ofensas se convierten en “dolores del corazón que tarde o temprano deteriorarán la relación”. El resentimiento que surge de la falta de perdón genera distancia espiritual, emocional y física, y termina dañando tanto al que lo alberga como a quienes lo rodean.
Los Franz advierten que “Muchas de las heridas y del resentimiento… tienen su origen en personas con las cuales nos relacionamos incluso mucho antes de contraer matrimonio”. Así, las complicaciones previas del corazón pueden trasladarse al matrimonio, afectando la convivencia y el amor entre la pareja. Por eso, nos recuerdan: “Muchos de nosotros en realidad no tenemos problemas conyugales, sino más bien, complicaciones previas del corazón que arrastramos al matrimonio”.
La falta de perdón convierte al cónyuge en alguien que busca “la mejor oportunidad para desenvainar la espada de la venganza”, tratando de aliviar su dolor. Sin embargo, como dicen los autores, “La única manera de ser libres es por medio del perdón. Su matrimonio será tan bueno como lo sea su capacidad de perdonar. Nada más, nada menos”.
Perdonar no significa esperar arrepentimiento del otro.
“Tengan en cuenta que el perdón no requiere arrepentimiento del ofensor… Así lo hizo Jesús cuando, frente a todos sus torturadores, sin siquiera uno de ellos mostrar indicios de arrepentimiento, expresó: ‘Padre —dijo Jesús— perdónalos, porque no saben lo que hacen’”(Lucas 23:34).
El perdón también requiere introspección.
“Si constantemente hieres a tu cónyuge, pregúntate qué te hace reaccionar así. Trata con la raíz del problema. Muchas de las malas reacciones que manifestamos en las relaciones provienen de un corazón roto o lastimado”, advierten los autores de 30 Días a Sus Pies Por Mi Matrimonio. “Un corazón ofendido es un corazón endurecido expuesto a la amargura”.
Pero, ¿cómo perdonar a la manera de Dios? Los Franz dan pasos claros basados en la Palabra:
Preséntale a Dios el problema en oración y perdona en privado, primeramente.
Busca la restauración, pidiendo perdón por los malos sentimientos y pensamientos causados por la agresión del cónyuge.
Perdona unilateralmente, antes de que el ofensor demuestre arrepentimiento.
Pídele a Dios que te ayude a ver a tu esposo/a como Él lo ve.
Nunca lleves un registro de las ofensas del pasado (Mateo 18:22).
Recuerda que el perdón siempre es inmerecido, así como nosotros no merecemos el perdón de Dios.
Perdonar es un acto instantáneo, pero la restauración es un proceso. Los autores señalan que el perdón abre la puerta a la reconciliación, “pero esta debe trabajarse”. Además, debemos“decidir nunca más recordar el asunto” y permitir que la confianza se reconstruya mediante cambios de actitud y paciencia.
En definitiva, el perdón no es solo un acto espiritual, sino la clave que mantiene vivo el amor y la unión en el matrimonio.
“El matrimonio es el lugar donde más debemos practicar el perdón, y debemos hacerlo a diario”señalan Donald y Silvia Franz.
Sin perdón, no hay libertad; con perdón, florece el amor y la gracia de Dios en el hogar.
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La niñez debería ser una etapa de felicidad, pero en ocasiones se convierte en un infierno. La historia de Bart Millard nos cuenta de una infancia marcada por el abandono de una madre y el maltrato de un padre violento. Hasta que Dios entra en escena y la realidad cambia.
I can only imagine o Solo puedo imaginar es el nombre de una conmovedora película, pero también de la canción cristiana más exitosa de todos los tiempos. Escrita por Millard y grabada para el disco de su banda Mercy Me, fue aplaudida por los críticos del rock y galardonada por el Premio Dove como la mejor canción del año, entre otros.
Detrás de su emotivo mensaje está la experiencia de vida de Bart, compositor de la canción y ahora el personaje principal del éxito cristiano, dirigido por Andrew y Jon Erwin. El relato penetra directo al corazón. Esa es la razón por la que vale la pena ver la película. Tal vez las estrategias cinematográficas son clásicas y el espectador no debe esperar ningún efecto novedoso. Sin embargo, el mensaje es conmovedor al punto de hacerte lagrimear.
Una corazón roto que Dios puede sanar
Debido a su dura infancia, Bart, interpretado por Michael Finley, crece con un profundo rencor hacia su padre Arthur Millard, protagonizado por Dennis Quaid. Cuando alcanza la suficiente edad, decide marcharse de su hogar para emprender su carrera de músico.
Está claro que su viaje es solo una vía de escape, al punto que está dispuesto a separarse del amor de su infancia con tal de alejarse. Un trastabilleo en su carrera lo incita a regresar a su casa para solucionar su situación con su padre.
Para su sorpresa, se encuentra con un hombre totalmente transformado, que apela a la compasión de su hijo y a quien le urge recibir su perdón debido a que padece una enfermedad terminal. En ese nuevo escenario, Dios comienza a tratar con su corazón roto.
Quedará en manos del espectador descubrir el final. Solo un adelanto: la canción I can only imagine es una composición que surge como consecuencia de todo lo que vivió desde su más temprana edad hasta su madurez espiritual y emocional.
Lo cual permite al lector reflexionar en el hecho de que todo lo que nos acontece en la vida, aun lo más difícil, tiene un propósito detrás. Así lo enseña la Biblia: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito” (Romanos 8:28).
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