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Maximiliano Gianfelici: “Al involucrarnos en la necesidad del otro, expresamos una mayor revelación de Cristo”.

En medio de los días de encuentro de Levantando Altares para Expresar Su Trono (LAPET), Sebastián Liendo conversó mano a mano con Maximiliano Gianfelici.

En esta distendida charla, reflexionaron acerca de la importancia de entender nuestro lugar en la mesa del Padre, donde juntos como cuerpo crecemos y maduramos en Él.

Juntos a la mesa

Sebastián Liendo: Estamos aquí en el evento de LAPET, y quiero preguntarte, ¿Cómo ves los ambientes como este? ¿Qué crees que ocurre en estos lugares? ¿Qué importancia tienen para el cuerpo?

Maximiliano Gianfelici: Yo creo que el Señor está gestando espacio dentro de su mesa. Imagínate que la mesa de Jesús es eterna y hay lugar para todos. Hay lugar para el cojo, para el manco, para todos. Pero en este tiempo, la Mesa ha cobrado relevancia. Personalmente, no soy un predicador de eventos ni un conferencista; soy pastor. Si me olfateás, tendré olor a oveja, y mi tarea es el desarrollo de una comunidad de fe relevante a la forma de Cristo, orgánica, que ama a las naciones y es profunda.

Hace tiempo que dejé de viajar a eventos. Creo que siempre me he dedicado a viajar a personas, a personas a las que el Espíritu Santo les ha otorgado un lugar especial en la mesa, con las que uno se puede sentar, compartir lo que tiene y aprender. Cuando Jesús partió el pan, creo que Él sembró un cuerpo para cosechar un cuerpo, Cristo en nosotros, esperanza de gloria.

Pero hay un aspecto de Cristo que está en vos y que yo no tengo y que necesito. Y esto es lo que se da en encuentros como estos. Escucho, recibo, descubro, me nutro de la vida del Espíritu. Y no solo por lo que sucede en una conferencia, sino en el contacto, en el encuentro, en el altar.

Sebastián Liendo conversando con Maximiliano Gianfelici.

No son momentos, es una vida

SL: A mí me pasa que en la congregación tenemos campamentos, congresos, y ves el progreso semanal de los chicos después de un campamento, pero eso es como tomar un ibuprofeno. Es como tener un celular desconectado que te va a durar un tiempo. Pero hasta que uno está conectado a la verdadera energía, al verdadero lugar, que es Cristo, el celular se te va a apagar.

Entonces, yo creo que también estos eventos señalan. Son señales y las señales señalan. Y a mí me pasa que estos eventos los veo como un señalamiento al verdadero pan, a la verdadera Verdad, a la verdadera Luz, a la verdad sal, a la salvación, a Cristo mismo, a una mesa en la cual decimos «comemos de aquí». Y yo creo que si nosotros lo entendemos como el señalar y no como un fin, estos ambientes son muy sanos.

MG: Totalmente. Lo mismo me pasa con el ambiente que se desata en nuestras reuniones. ¿Por qué tener dos horas de reunión? Si se puede vivir permanentemente entendiendo qué es la adoración, que es la vida de Cristo en mí. Y yo creo que eso y todas las cosas nos señalan a ese encuentro, a una revelación más profunda de Jesús, a un encuentro definitivo que nos muestre lo que va a hacer.

Y creo que no nos podemos abstraer de la realidad. Argentina está viviendo un momento de tensión extrema. Las cosas por delante nos muestran que a corto plazo nada va a mejorar.

Tener claridad en quiénes somos, hacia dónde vamos, nos va a mostrar como la respuesta que esta nación necesita. La realidad es que después de octubre las cosas no van a cambiar en Argentina, no importa. Esta no es una cuestión de gobierno civil o políticos; es una lucha entre la luz y las tinieblas. Y nosotros somos parte de esa lucha que ya fue ganada por Jesús en la cruz, pero que es establecida a través de nosotros, partiendo el pan, ayudando al que está necesitado, expandiéndonos aquellos que están viviendo. Porque una verdad, por más profunda que sea, si no se hace carne, no es verdad.

Jesús, el Verbo, se hizo carne. El Dios eterno, el creador del universo, se materializó a un hombre y es más que un modelo que es eterno. O sea, si la réplica del Dios a quien seguimos somos nosotros, mínimamente la verdad que nos nutre tiene que hacerse carne y tiene que hacerse carne de maneras concretas, reales, desde la construcción de un propósito en la vida de una persona, hasta el desarrollo de iglesias que crecen de manera sana, que se extienden, que se multiplican de diferentes maneras en profundidad en el conocimiento de Cristo, pero también en número, con una evangelización que impacta y que alcanza la vida para transformarlas con una ayuda social que no tiene que ver con la asistencia, sino que tiene que ver con el partimiento del pan. Eso no lo puede hacer ninguna otra institución sobre la tierra; hay mucha gente buena haciendo cosas buenas, pero lo único que puede partir el cuerpo es el cuerpo mismo.

Entonces, cuando la Iglesia se involucra en la necesidad que nos rodea, nosotros partimos del pan, una vida transformada, una persona es cambiada y eso desencadena una mayor revelación de Jesús. Después, en torno a la mayor revelación de Jesús, es más que un mero conocimiento textual, es la construcción de su cuerpo, es el crecimiento de la plenitud hasta que un día lo veamos cara a cara, hasta que un día reinemos con Él para siempre, físicamente, emocionalmente.

Maximiliano Gianfelici conversando con Sebastián Liendo en LAPET 2023
Redacción
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