Líbano es un país que se encuentra al norte de Israel. Actualmente atraviesa diversos conflictos, como todos los países de esa región.
Es mencionado muchas veces en la Biblia, sobre todo en los Salmos, y a lo largo de toda la historia del Antiguo Testamento también fue un lugar reconocido por la calidad de sus árboles: los cedros. Estos se utilizaron por su madera de reconocida dureza, para construir, por ejemplo, el Templo de Salomón.
A partir del siglo séptimo, con el surgimiento del islam, esta religión se sumó al mosaico de culturas, costumbres y religiones de este pequeño país del Medio Oriente.
“Cristianos, musulmanes, drusos y otras diferentes pequeñas religiones se combinan como rompecabezas en un territorio más pequeño que la provincia de Tucumán”.
Guido Márquez
Símbolo de un país gigante, hoy sufre una de las mayores crisis que ha tenido que atravesar en su existencia como Estado. Las penurias no han sido pocas: una de las más largas guerras civiles, las cruzadas, el ataque de los árabes y la dominación en la época de la Primera Guerra Mundial. Conozcamos un poco más de este pequeño país que necesita, cada vez más, de nuestras oraciones.
Un país diferente a Israel: montañas, nieve, mar y comercio
Como límite norte de Palestina -Tierra Santa-, el Líbano corresponde a una zona montañosa, con nevados picos montañosos, cubierto de espesos bosques. Según el Gran Diccionario Enciclopédico de la Biblia, en esos bosques habitaban y habitan animales que pueden ser considerados peligrosos. Por ejemplo, osos, leones, chacales, panteras, entre otros (CLIE: 2013).
Al oeste, las playas del mar Mediterráneo, lo que le dio fama, desde tiempos muy remotos, como pueblos expertos en el comercio. Los más famosos de ellos fueron los fenicios. Desde muy temprano, aun antes que la historia de los hebreos, comenzaron a instalar colonias y a comerciar con países muy alejados de esta zona, por ejemplo, las costas de la actual España.
El cedro como símbolo libanés
Los grandes pinos, cipreses y cedros fueron famosos y una de las principales mercancías comerciadas por el país. Es necesario recordar que, en Israel, por ejemplo, la mayor parte del territorio era desierto, por lo que la madera era escasa, por no decir nula. Es por esto que era necesario importar de otro sitio, para construir edificios importantes, como el Templo o los palacios.
“Envíame también madera del Líbano: cedro, ciprés y sándalo; porque yo sé que tus siervos saben cortar madera en el Líbano; y he aquí, mis siervos irán con los tuyos, para que me preparen mucha madera, porque la casa que tengo que edificar ha de ser grande y portentosa”, 2 Crónicas 2:8-9.
“Este acuerdo entre Salomón e Hiram es un ejemplo de lo famoso que era este reino en la antigüedad y de lo importante que llegó a ser el cedro para los libaneses”.
Guido Márquez
Los diversos escritores, entre ellos el salmista David, también hicieron alusión a este gran árbol que crecía en esas montañas, comparándolo con la grandiosidad o como ejemplo de poderío de Dios:
“Voz de Jehová que quebranta los cedros; quebrantó Jehová los cedros del Líbano. Los hizo saltar como becerros; al Líbano y al Sirión como hijos de búfalos”, Salmos 29:5-6.
“El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano”, Salmos 92:12.
También fue utilizado, muchas veces, en los poemas románticos de Cantar de los Cantares:
“Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; Miel y leche hay debajo de tu lengua; Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano”, Cantares 4:11.
Sin embargo, también representa el juicio de Dios sobre algo que es grande o imponente, como la figuración de que Dios combate la soberbia:
“Oh Líbano, abre tus puertas, y consuma el fuego tus cedros. Aúlla, oh ciprés, porque el cedro cayó, porque los árboles magníficos son derribados. Aullad, encinas de Basán, porque el bosque espeso es derribado”, Zacarías 11:1-2.
Curiosamente, el Líbano o sus cedros casi no son nombrados en el Nuevo Testamento, quedando en evidencia cómo se redujo su influencia a partir de esta época. Con esto quiero decir que fueron pocas las construcciones de edificios importantes, debido a que se encontraban dominados por extranjeros. Sobre todo, por romanos.
Un país que se niega a morir
Pareciera ser que esta región “desaparece” a partir del Nuevo Testamento; sin embargo, no fue así para el mosaico de países de esta región. El Líbano hubo de soportar la invasión del islam, las cruzadas, dos guerras mundiales y, luego, millares de refugiados a causa de la guerra de Israel con sus vecinos musulmanes. En la década de 1970 se enfrentó en una guerra civil que le dejó una enseñanza: pudo lograr la paz, aun con diferencias ideológicas o religiosas. Sin embargo, esa paz hoy pende de un hilo y es por esto que este país también necesita nuestras oraciones.