No permitamos que esta pandemia u otra situación nos enseñe. Eso dejémoslo para los paganos, los que viven teniendo aprendizajes forzosos a través de las cosas visibles y tangibles; para nosotros, que somos espirituales, nuestra pedagogía siempre fue, es y será interna.

En la entrega anterior reflexionamos sobre la importancia que tiene para los cristianos ser constantemente un reflejo de Dios permitiendo que sea sólo su voz quien nos dé dirección y enseñanzas, ahora hablaremos de cómo el Padre nos enseña todas las cosas por medio de la unción. 

“Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas. Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”, 1 Juan 2:20-27 RV60.

“Amados hermanos, necesitamos saber que aquello que no te enseña la unción, te lo enseña la situación”.

Pr. Julián Ríos

La unción nos fue entregada como elemento pedagógico. La unción no es una sensación. Cuando recibimos la unción del Santo, pasamos de una vida de sensación a una vida de audición. Migramos del sentir al oír. La unción es la pedagogía interna que todo hijo de Dios porta. La unción es la instrucción intrínseca que nos enseña la Verdad en Verdad.

Nosotros elegimos por quién ser enseñados. Sin embargo, debemos decir que toda enseñanza que viene del Espíritu consuela.

Muchas veces buscamos respuestas frente a las diversas situaciones que se nos van presentando en la vida. Sin embargo, en Cristo, la respuesta siempre es antes que la pregunta. ¿Por qué? Porque sencillamente Él es respuesta frente a un hombre perdido en su propia humanidad. Y la manera que Él tiene de responder es haciendo pedagogía dentro del hombre.

Observemos la manera en la que Dios trae respuesta:

“Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”, Jeremías 33:3 RV60

El modo respuesta en Dios es: ENSEÑAR. Es aquí que podemos decir que el hombre es quien elige la respuesta que abrazará en sus días. Una respuesta enseñada por lo externo, o una respuesta generada en lo interno mediante la impartición de Su palabra. Es en este punto que debemos aclarar que Dios tiene múltiples maneras de hablarnos y enseñarnos. 

Dios claramente utilizará sus gracias ministeriales (Efesios 4:11), utilizará a tu familia, a tu cónyuge, tus hijos, tus hermanos en Cristo, etc. Nosotros no estamos en condiciones de elegir “al sembrador”, sino que es Dios quien elige el instrumento por el cual nos hará llegar Su palabra. Por lo tanto, debo cuidar en mansedumbre y humildad mi corazón, para que, al llegar la palabra, esta pueda penetrar a lo profundo y así dar fruto.

Si bien no es mi punto en este material (conversar de los canales que Dios utiliza para hablar), pero es bueno y saludable mencionar que Dios escoge diferentes personas para sembrar su palabra en nosotros. Luego la unción que portamos nos conduce a un real entendimiento de lo que el Señor quiere que comprendamos.

Muchas veces se desean respuestas concretas frente a los problemas, pero no estamos dispuestos a ser enseñados por Dios.

Dios nos habla. Y la voz de Dios se oye desde Su Hijo

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo”, Hebreos 1:1-2 RV60.

Él es la voz. Él es la respuesta. Él es la unción que enseña todas las cosas. Fuera de Él hay una falsa pedagogía. Fuera de él encontraremos una enseñanza que será como alimento para el presente, pero de frustración para mañana. Sin embargo, la voz que oímos de Él permanece para siempre dándonos consuelo eterno.

Claro está, que la unción cuando enseña, siempre señalará asuntos eternos y no asuntos temporales. Cuando la unción enseña, consuela. Quizás al principio tenga apariencia de dolor, pero cuando arriban las circunstancias difíciles (como las circunstancias actuales), aquella enseñanza se vuelve de consolación.

Esto quiere decir que la voz nacida del espíritu es pedagogía eterna, y es el tema que trataremos la próxima semana para cerrar este ciclo de escritos sobre la pedagogía de Dios.

Julián Ríos
Esposo de Vicky, papá de Samy y Giuly. Es profeta, pastor y miembro del presbiterio de CEAP (Centro de Entrenamiento de Alta Productividad). Actualmente reside en Barcelona, España. Colabora con la Iglesia en Los Balcanes, mediante el proyecto LAPET (Levantando Altares Para Establecer El Trono) de la red UNGE Internacional.