Resultaría ingenuo negar la situación actual: dentro de la posmodernidad contextual en la que vivimos, no hay sitio para la iglesia cristocéntrica.

Ya el título plantea cierta declaración de guerra “La supremacía de Cristo en un mundo posmoderno”. ¿Cuál es la diferencia entre una relación de coexistencia y una de supremacía? Abismal. Sin embargo, en ocasiones solemos confundirnos, y los límites se disuelven. Es preciso arrancar de raíz todo aquello con pretensiones de ocupar el lugar que solo Cristo puede ocupar. Pero ¿Por dónde comenzar?

“La teología, si es fiel a su naturaleza, debe ser misionera y, por lo tanto, debe buscar entender ambas cosas: a Cristo y a la cultura, a la Palabra y al mundo”.

La supremacía de Cristo

David Wells comienza el primer capítulo trayendo a la mesa una verdad generalmente difuminada por la iglesia contemporánea: existe una necesidad de contextualizar la fe cristiana y practicarla en la variedad de culturas a las cuales estamos olvidando. Un recordatorio de la complejidad étnica y religiosa que va en aumento. ¿Es éste avance de “diversidades” algo imposible de contrarrestar? ¿Qué postura toma la iglesia en estos días de innegable persecución ideológica?

“Las espiritualidades terapéuticas que no son religiosas comienzan a parecerse bastante a la espiritualidad evangélica que es terapéutica y no doctrinal”.

La supremacía de Cristo

La denuncia planteada por los autores es inminente: la falta de compromiso espiritual nos lleva a una falta de confrontación real. El hombre posmoderno y sus invenciones que presuponen “objetividad” desintegran el mundo espiritual y le dan un significado abismalmente incompleto, desvirtuado, tergiversado que sirve a su falsa doctrina. 

¿Y qué hemos hecho al respecto? No mucho, al parecer. Pero lejos de quedarse en la oscuridad de la inacción, el libro desempolva aquellos fundamentos bíblicos que nunca debieron olvidarse: una cristología que enfrenta y se compromete en su propio contexto cultural resulta coherente a lo que hemos sido llamados a vivir. Jesús es el mayor ejemplo de esto. No hay nada en el mundo moderno que pueda equipararse con el poder de Dios, y nada en la cultura moderna que haga menguar nuestro conocimiento de la supremacía.

“La iglesia debe convertirse en aquello para lo cual fue creada concretamente: el pilar y contrafuerte de la verdad, el gozo y el amor, para mostrar la gloria de Dios y la supremacía de Cristo en todas las cosas”.

La supremacía de Cristo

Avanzando hacia el segundo capítulo, el pastor Voddie Bauchman Jr. plantea algunas de las preguntas fundamentales de la vida que como humanos nos hemos hecho alguna vez y cómo es que el cristianismo teísta debe contestar a ellas, en contraparte a la respuesta posmoderna de humanismo secular. ¿Quién soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué está mal en el mundo? ¿Cómo se puede solucionar? La Gracia nos da una respuesta única que no deja huecos: todo lo que nos constituye debe ser caracterizado por el propósito de la preeminencia de Cristo.

“En el periodo de las dos venidas de Cristo “esta edad” y “la edad por venir” coexisten (…) la penetración del futuro de Dios en el tiempo actual de pecado y muerte es luz fluye por una cantidad de doctrinas del Nuevo Testamento”.

La supremacía de Cristo

La supremacía de Cristo se ha convertido en un clásico dentro de la literatura cristiana y puede entenderse perfectamente por qué: una obra que en su exaltación al Hijo desafía los principados de este mundo. Está escrita en conjunto por siete renombrados autores, algunos de ellos profesores y en su mayoría teólogos, resultará un arma inminente en estos tiempos de guerra espiritual y persecución ideológica. 

“Ágape es la intromisión de la eternidad en el tejido de la vida”.

La supremacía de Cristo
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TÍTULO: La supremacía de Cristo en un mundo posmoderno

AÑO: 2007

PÁGINAS: 217

AUTORES: Voddie Bauchmann, D.A Carson, Mark Driscoll, Tim Keller, John Pipper, Justin Taylor y David Wells.