Cuando Jesús envió a sus discípulos a los pueblos que planeaba visitar, su comisión no era del todo alentadora. Por supuesto que era segura y estaba de acuerdo con la voluntad de Dios, pero no prometía comodidad. Tampoco fue la Gran Comisión que Jesús entregó al final de su ministerio terrenal cuando envió a sus seguidores a los confines de la tierra. De una forma u otra, sus discípulos inevitablemente experimentarían un choque de reinos al seguir su ejemplo. Debían colocarse en la primera fila de batalla cósmica entre los propósitos de Dios y el reino de la oscuridad. En otras palabras, Jesús a menudo los enviaba a lugares a los que no les gustaría ir en otras circunstancias.

 ¡Vayan ustedes! ¡Presten atención! Porque los envío como corderos en medio de lobos

Lucas 10:3Nueva Versión Internacional

Esa comisión continúa hoy y somos parte de ella. Mientras que algunos se aíslan en comunidades cristianas y hacen negocios solo entre círculos cristianos, la mayoría de nosotros somos conscientes de que vivimos y trabajamos en un ambiente que, a veces puede ser hostil con nuestras creencias. No hay razón para la paranoia; solo es la realidad de nuestro llamado. Pero debemos ser extremadamente cuidadosos con esa realidad para no asumir el carácter del entorno donde hemos entrado. Como ovejas en medio de lobos, tenemos que evitar convertirnos en esos lobos.

Muchos cristianos han fracasado en este aspecto y los resultados han sido trágicos. Las guerras y las inquisiciones son ejemplos destacados, pero para la mayoría de nosotros las tentaciones son más sutiles: la codicia en los negocios, los celos y el egoísmo de un espíritu competitivo, la reorientación de nuestros valores hacia los asuntos claramente terrenales. El gruñido y el ceño fruncido de un lobo son terriblemente inapropiados para las ovejas, incluso cuando aún somos humanos con la naturaleza divina, ovejas que siguen a su Pastor.

No olvides tu identidad de oveja. No te conformes con el temperamento del lobo. Discierne el entorno que te rodea y no honres su atractivo. Tu mayor influencia se produce cuando entras en un entorno poco saludable sin asumir su naturaleza. Recuerda que este mundo de lobos realmente le pertenece al Gran Pastor y lo está recuperando para dárselo a sus ovejas. Así glorificar al Padre que está en los cielos.

Oración: Jesús, tú eres el Buen Pastor y este mundo no les pertenece a los lobos. Es tu herencia y también la mía. Dame la gracia para vivir en él sin doblegarme, como un cordero con una determinación intrépida. Que tu bondad en mí, calme la locura que me rodea. Amén.

Fragmento del libro Sal y Luz de Chris Tiergreen.