¿Conoces Google X? A resumidas cuentas, es una de las compañías de Google que se dedica a desarrollar la tecnología que definirá el futuro de la humanidad. Ellos denominan a sus proyectos “moonshots” (disparos a la luna en inglés) por una curiosa razón: se tratan de audaces apuestas con altísimas probabilidades de fracasar.

La metodología de trabajo se basa en destinar todo el esfuerzo, todo el análisis, todo el compromiso y todos los recursos necesarios para hacer que esos “disparos” lleguen a la luna. Cuando un moonshot ya no encuentra la manera de llegar al destino pensado, en sus palabras, “muere”.

¿Adivina qué sucede luego? No despiden a los trabajadores, no les recortan los salarios ni tampoco tildan de fracasados a los que lo intentaron. Lo que hacen cuando un moonshot muere es compensar económicamente a los que trabajaron en él. ¿Por qué? Porque dentro de su cultura de excelencia, entienden la importancia de la toma de riesgos que realizan los encargados de cada moonshot.

Una cultura que premia a quienes, habiéndolo intentado todo, han fracasado, los alienta a volver a intentarlo siempre. Aunque en GoogleX quieren ser exitosos en todos sus emprendimientos, cuando algo no sale como estaba planificado celebran. Porque entienden que todo el aprendizaje será la plataforma para encarar el próximo moonshot.

Una cultura que premia a quienes, habiéndolo intentado todo, han fracasado, los alienta a volver a intentarlo siempre.

Alguien que piensa parecido a GoogleX es Jorge Luis Borges, uno de mis escritores argentinos favoritos. En su famoso cuento Deutsches Requiem, él dice que “todo fracaso (es) una misteriosa victoria”. Suena “contraintuitivo”, es un pensamiento que parece ir a contramano de la sociedad de su país, y el mío, donde fracasar es un hecho que rápidamente se convierte en una identidad: fracasados.

No es así en todas partes. En las culturas anglosajonas (Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y otros) el fracaso, del inglés failure, es considerado como “la manera de aprender”. Y, aunque el fracaso es una materia que nadie quiere rendir, entienden que el éxito viene después de un necesario paso por el fracaso.

Con Dios, todo ayuda para bien

Los seguidores de Jesús podemos estar de acuerdo con la manera de considerar los fracasos de GoogleX, Borges y los anglosajones. Cuando miramos la Biblia, una de las promesas más famosas es la que está en Romanos 8:28, donde dice “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien”.

Como decía Borges, hay una misteriosa victoria en fracasar, y de ninguna manera esto significa una invocación a la mediocridad. La perspectiva del cielo nos invita a no dejar de intentarlo nunca y comprobar como incluso lo malo, en la vida de los que amamos a Dios, puede ser una misteriosa victoria.

A menos que seas de otro planeta, vas a estar de acuerdo conmigo en que todos fracasamos en algo. Puede ser ser una relación, algún proyecto, una carrera, etc. La buena noticia es que siempre hay esperanza. Así que me gustaría darte 4 ideas muy sencillas para atravesar un fracaso con el que quizás estés lidiando hoy, o con alguno que pueda venir el día de mañana.

ACEPTACIÓN. En 1 Juan 1:8 la Palabra de Dios dice “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos”. No sirve negar que las cosas fueron diferentes a lo que esperábamos. Aunque pueda ser doloroso, siempre es mejor adueñarte rápido de tu fracaso, es el punto de partida.

APRENDIZAJE. Cuando te toquen días malos, no permitas que tu sufrimiento sea inútil. Recordá lo que declara Salmos 25:5 “Guíame con tu verdad y enséñame, porque tú eres el Dios que me salva”. Mejor convierte cada experiencia de fracaso en un aprendizaje.

ABANDONO. En Filipenses 3:13 leemos lo siguiente: “Me concentro únicamente en esto: olvido el pasado y fijo la mirada en lo que tengo por delante”. Toda experiencia del pasado tiene que servirte en el presente para dirigirte hacia tu futuro. No permitas que los fracasos del pasado te pongan una etiqueta, ni te quedes en un lugar de víctima.

AVANCE. Por último, recordá lo que dice Proverbios 24:16 “Siete veces cae el justo y vuelve a levantarse”. Si te caíste, tienes que ponerte de pie. Tienes que intentarlo de nuevo de manera diferente. Intentalo, investiga, pide ayuda. Y si fracasas otra vez, que no sea igual, que sea mejor.

Con Dios, el fracaso no te define, te refina. El Señor utiliza incluso tus fracasos para afilarte, limpiarte y mejorarte cada día.

Cuando tus esfuerzos no cubran tus expectativas, te aconsejo que hagas como hacen en GoogleX, y celebres haberlo intentado. Si fracasaste, no conviertas un hecho en una identidad. Aplicando aceptación, aprendizaje, abandono y avance, estarás mejor preparado para intentarlo de nuevo. Te animo a que lo creas, porque si amás a Dios, esto también ayudará para bien.

38 años. Casado con Alejandra y soy papá de Grazia y Victoria; Más de 20 años en el ministerio juvenil. Actualmente pastor de jóvenes y adolecentes en Saddleback Buenos Aires a tiempo completo. Director de LAGRAM (Liderazgo y Adolescencia Grupo de Amigos), organización que se enfoca en servir a adolescentes y líderes de adolescentes.