Durante los días en los que se llevó a cabo el retiro nacional de pastores «Argentina Oramos Por Vos», tuvimos la oportunidad de conversar con varios hermanos en la fe que han tenido una destacada trayectoria en el pastorado.
En esta ocasión, Sebastián Liendo pudo dialogar con Hugo Márquez quien nos compartió su experiencia sobre la importancia de ser una Iglesia presente en todos los lugares. Además, relató la experiencia que vivió años atrás cuando el colectivo LGBTQ+ intentó presionarlo para cerrar su escuela debido a que compartían valores provida en una charla.
Un testimonio de persecucición
Sesbastián Liendo: ¿Podrías contarnos qué ocurrió con la persecución que experimentaron?
Hugo Márquez: Dios nos utiliza sin pedirnos permiso, porque lo que sucedió no fue algo que nosotros preparamos o buscamos generar, y nadie conoce realmente por qué todo estalló de esa manera, ni siquiera yo. Pero me doy cuenta de que el Señor lo hizo, porque a través de esa crisis, todo el país, incluyendo las iglesias, abrieron los ojos respecto al peligro de la educación sexual integral con perspectiva de género.
El Señor hizo trascender el escándalo y se generó una nueva conciencia que ahora todos aceptamos. La ideología de género es anti Iglesia, anticristo, anti Biblia y anti cultura cristiana.
SL: ¿Qué sucedió exactamente?
HM: Invitamos al escritor Agustín Laje, quien había participado en la Feria del Libro. Su avión llegó por la mañana y tuvimos varias horas libres antes del evento. Lo llevé a dar un paseo y parte del recorrido incluyó visitar nuestra escuela. Durante ese paseo, en el que no había ninguna actividad especial, simplemente estábamos mostrándole el edificio, algunos estudiantes solicitaron una charla. En esa charla había algunas chicas con el pañuelo verde, porque el 90% de nuestros estudiantes no son cristianos. Están allí para que podamos darles testimonio. Sin embargo, sin saberlo, una de esas chicas resultó ser la ahijada del presidente del colectivo LGBTQ+ de Neuquén, quien tenía rango de ministro. Esta chica llamó a su tío y se armó un escándalo.
Rápidamente, debido al peso político que tenía este hombre, en cinco minutos estábamos rodeados de cámaras de televisión y radios escandalizadas por lo sucedido. Me recriminaron por haber invitado a Laje y cuestionaron un folleto a favor de la vida. Fue entonces cuando estalló el conflicto. El gobierno se vio presionado a actuar y nos impusieron sanciones.
Los diputados de izquierda pedían el cierre de la escuela y yo quedé asombrado, ya que parecía haber encendido un fósforo que provocó un incendio. Por eso digo que el Señor nos utiliza sin pedir permiso, porque no tenía la intención de generar todo ese escándalo por algo que consideré de menor importancia.
Creo que el Señor lo permitió para crear conciencia de que el enemigo está presente y avanzando. Desde entonces, la Iglesia ha experimentado un gran cambio. Estamos estudiando, investigando y llevando a cabo conferencias, lo cual ha sido de gran ayuda.
Pasaron tres años y no sucedió nada más. Sin embargo, algo ocurrió: el vicegobernador, quien estuvo involucrado en todo este asunto, vino después a nuestra escuela a solicitar una vacante para su hija. Reconoció que en el entorno que nosotros creamos, su hija estaría protegida, ya que en las escuelas a las que solía asistir sufría bullying. Así que la hija del vicegobernador, quien además era candidato a gobernador, ahora estudia en nuestra escuela.
Una iglesia presente en todo lugar
SL: ¿Cuál es tu opinión acerca de la unidad de la Iglesia en estos tiempos?
HM: Mira, hemos avanzado mucho, pero todavía falta mucho por hacer. Ustedes son más jóvenes, pero yo he tenido la experiencia de vivir en una época en la que la Iglesia estaba rodeada de altos muros y no había contacto entre denominaciones ni ministerios. Nada en absoluto. Es decir, cero interacción. Entonces, al observar la realidad actual, primero doy gracias a Dios.
Esto es otro mundo, algo completamente diferente. Es cierto que debemos aprender a trabajar más en unidad de propósito para que los esfuerzos de las diferentes iglesias y ministerios sean más eficaces.
En general, los evangélicos somos un poco anárquicos, debo admitirlo, y creo que deberíamos esforzarnos más por trabajar con un propósito común para que la presencia evangélica en el país sea más influyente.
Defender la verdad
Debemos defender la libertad de expresión y la libertad de conciencia. Ningún gobierno en la Tierra debería decirnos qué pensar cuando hay pastores e iglesias que han dejado de hablar sobre el matrimonio y la familia por miedo a ser denunciados. Debemos hacerlo porque estamos llamados a defender la verdad.
La verdad no se nos concede, sino que debemos defenderla. Debemos proteger la verdad y la libertad.