La pregunta «¿para qué estamos aquí en la Tierra?» necesita encontrar su respuesta para descubrir la plenitud de nuestra vida.
Algunas personas se sienten incompletas y piensan que alcanzarán la felicidad cuando lleguen a una meta. Por eso, muchos comienzan a desplegar un sinfín de anhelos tales como finalizar una carrera, conocer al hombre de sus sueños, casarse, tener hijos, adquirir la casa propia, viajar por el mundo, lograr el reconocimiento del entorno o alcanzar una desahogada posición económica. No obstante, muchas personas llegaron a sus metas pero la garantía de felicidad no vino adjudicada junto con los logros.
Al enfrentarnos a las dificultades y a los días difíciles nos encerramos en nuestro dolor y creemos que nadie nos podrá ayudar. Si la vida te golpeó y estás fuera de carrera, quiero decirte que no todo ha acabado, todavía hay una salida, aún hay esperanza; el autor, el dueño, el que diseñó tu vida y tu propósito te conoce mejor que nadie y Él es en si mismo la respuesta. Dios nos hizo, somos criaturas suyas creados en Él para funcionar en la prenitud de Su ser.
Cuando vamos a Dios genuinamente descubrimos nuestra verdadera identidad y es allí cuando hallamos el verdadero sentido de la vida. Cristo sigue siendo la única oportunidad real y efectiva que Dios ofrece al ser humano que va a Él en fe y arrepentimiento.
“Pues es Dios quien nos ha hecho; él nos ha creado en Cristo Jesús para que hagamos buenas obras, siguiendo el camino que él nos había preparado de antemano”, Efesios 2:10.
Las circunstancias adversas suelen tener una poderosa voz, que puede lanzarnos a vencer o paralizarnos. Recuerda que siempre resulta más fácil abandonar que continuar, especialmente cuando el cansancio comienza a golpear a la puerta.
No te resignes, arremete con fuerza para cambiar tu futuro y, al tiempo, esto influirá en tu manera de ver la vida y de actuar. Aprenderás a convertir las circunstancias difíciles en situaciones favorables. No permitas que las circunstancias te atrapen y te hagan sentir en un callejón sin salida. ¡Siempre hay esperanza para el que cree en Dios!
No te centres en el obstáculo, mira tu destino para el que fuiste creado y continúa insistiendo. El reconocido escritor John Maxwell dijo: «Si quiere angustiarse, mire hacia adentro. Si quiere derrotarse, mire hacia atrás. Si quiere distraerse, mire a su alrededor. Si quiere una salida ¡mire hacia arriba!».
Quiero decirte que no estás sola. Habla con Dios y cuéntale lo que sientes en tu interior. Él podrá rodearte con sus brazos de amor, contenerte en tu dolor y decirte cuánto te ama. Atrévete a comprobar que Dios puede ser tan real como nunca antes imaginaste. Solo en Él podes hallar lo que tanto necesitas. Déjate tocar por Dios.
“Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo”, Josué 1:9.