El 21 de diciembre en el Hemisferio Sur entramos cronológicamente en la estación más cálida, de días más largos y temperaturas que invitan a estar afuera de casa, probablemente sea la más esperada por aquellos que desean descansar, estar en casa o tal vez viajar.

No obstante, hace más de dos mil años, antes del beneficio de las vacaciones pagas, ocurría exactamente lo contrario, se trabajaba más que en otras temporadas para luego poder descansar. El verano en la Biblia es mencionado en varias partes de los Proverbios de Salomón y hasta en una profecía de Jesús sobre los últimos tiempos. Conozcamos más de esta estación del año.

A contratiempo de los hemisferios

Sabemos que, por su ubicación geográfica, en Jerusalén la fecha actual coincide con la estación más fría, con lluvia y hasta nieve, en la antigüedad era momento para un descanso, y era obligatorio, no porque los campesinos lo quisieran. El invierno era el momento de “disfrutar” aquello que se había recolectado durante el verano.

Israel y toda la Tierra Santa se encuentra casi en el Ecuador, un par de grados más hacia el Norte, por lo tanto, sus estaciones son las contrarias a las que vivimos en el Hemisferio Sur. El verano israelí comienza en junio y termina en agosto, con temperaturas extremadamente calurosas y sin una gota de lluvia en tres o cuatro meses. 

Por esto hay escrituras que dicen lo siguiente: “Mira que ya no hace frío, y ha dejado de llover ¡Han nacido flores nuevas y los pájaros han vuelto a cantar! El arrullo de la tórtola se escucha en nuestra tierra. La higuera madura sus higos, y las viñas en flor esparcen su fragancia”, Cantares 2:11-12. 

Esta falta de humedad permite que varios de los frutales que se cultivaban —y se siguen cultivando allí— puedan alcanzar la madurez suficiente, sin la preocupación de que se descompongan.

Una época de frutas y trabajo

“Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí un canastillo de fruta de verano. Y dijo: ¿Qué ves, Amós? Y respondí: Un canastillo de fruta de verano. Y me dijo Jehová: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más”, Amós 8:1-3.

“Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual, no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida, recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento”, Proverbios 6:6-8.

Estos pasajes muestran la importancia de la estación cálida para la recolección de frutos y lo esencial que era trabajar para almacenar lo necesario para pasar el invierno. Estar en esa temporada descansando o flojeando significaba directamente un futuro cercano de escasez, de saber de antemano que en la época fría y lluviosa no iba a tener la familia alimento con que sustentarse.

A esto se debe que el rey Salomón aconsejara trabajar como la hormiga, por el propio bien, sin siquiera la necesidad de que hubiera un jefe que obligara a hacerlo, porque el verano significaba la bondad de Dios, debido a la abundancia de frutos

Tanto es así que en los relatos de algunos profetas describen la importancia de la cosecha de la uva con alegría y gozo, aunque esta sea trabajosa y genere cansancio. Lo contrario, es decir, que no hubiera ni recolección de frutos, ni trabajo, ni cosas que hacer en verano, era símbolo de juicio de Dios, como lo demuestra también el profeta Isaías:

“Todos los goces de la vida huirán, la vendimia fracasará, no habrá vino, los festejadores suspirarán y llorarán”, Isaías 24:7.

También es temporada de festejos

Como forma de agradecimiento por la recolección de alimentos, había una fiesta de suma importancia llamada Sucot, la fiesta de las Cabañas, donde se ofrendaban frutas y alimentos como agradecimiento. También se hacían sacrificios de animales como ofrenda. El nombre deriva de Sucá, que eran cabañas improvisadas, donde realizaban comidas por varios días (información extraída de goisrael.com).

De esta forma se celebraba el fin de la cosecha, se otorgaban primicias y se esperaba hasta los cultivos de invierno, luego de comenzar las primeras lluvias para poder hacerlo.

Qué nos deja ver este verano

Luego de leer estos datos, tal vez parezca que el autor está a favor de trabajar todo el verano. Pero no es necesario, aunque haya algunos que deban hacerlo. Aunque sí me gustaría dejar la conclusión de que hay que estar agradecidos, en esta cálida temporada, por todo lo que Dios nos ha dado. 

Sé que es fácil decirlo cuando se ha tenido un gran año. Si no ha sido así para vos, espero que seamos ejemplo y tomemos las palabras de otro profeta:

“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar”, Habacuc 3:17-19.

Guido Márquez
Soy de Mendoza, Argentina. Profesor de Historia y casi Licenciado en Turismo. Espero que en mis notas no encuentres respuestas, sino preguntas. Que puedas mirar al pasado para enriquecerte, no para aburrirte.