Una de las características de Jesús y, por ende, de Dios, es la de ser “El Buen Pastor”.
Desde el reconocidísimo Salmos 23, en el Antiguo Testamento, hasta el pasaje de Juan 10, todos están referidos al oficio de pastor. Así, lo divino se relaciona con el papel del excelente cuidador de ovejas. Esta comparación, por cuestión lógica, no era algo extraño para los hebreos, debido a que este era un trabajo ancestral en la Tierra Santa. Conozcamos más acerca de esta práctica, que el mismo Jesús expresó como parte de su identidad.
Ovejas, sí. Vacas, quizás
El trabajo de pastor era uno de los más populares, como ya se dijo en la introducción. Sin embargo, parece ser que era más popular la carne de oveja que la de vaca. Por esto, tener un redil de muchas ovejas era símbolo de buena posición económica. Esto se debe a que las ovejas brindaban lana, carne, pieles rústicas para vestirse y cuero para las tiendas (Diccionario Bíblico Ilustrado Holman, 2014: 1569). Las vacas, su cuero y, por ende, su carne, parece ser que no estaban distribuidos en forma general.
Los dedicados al pastoreo, casi siempre, eran los más jóvenes de la familia, como lo demuestra el ejemplo de David. Esta experiencia le trajo inspiración para la escritura de sus salmos. Los más grandes de la familia se dedicaban a los trabajos más pesados, o que más fuerza requerían, como arar o sembrar (“Usos y costumbres de las Tierras Bíblicas”, Wight, Portavoz: 160).
Los útiles del pastor
El versículo “Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”, en Salmos 23:4, es quizás uno de los más divulgados en prédicas o devocionales.
La vara consistía en una herramienta para proteger al ganado. Tenía una bola en el extremo con clavos. Servía para proteger de animales feroces. El cayado tenía un gancho en el extremo, para atraer a las ovejas que se descarriaban (Wight, Portavoz: 161-162).
Los otros elementos que completaban los útiles del pastor consistían en un bolso, una honda y una flauta. La honda, la cual también era un arma, para lanzar proyectiles a larga distancia. David también estaba adiestrado en esa arma, por lo que pudo vencer a Goliat.
La cercanía del pastor con sus ovejas
Si el salmista tomó esta figura es porque el pastor, además de ser un oficio noble, tenía una relación cercana con cada una de sus ovejas. La primera demostración de afecto es ponerles nombre a las ovejas:
“A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca”, Juan 10:3.
Colocarle un nombre distintivo a cada una involucraba el conocimiento específico que se tenía de cada una de ellas. Por ejemplo, “Negra”, “Orejas Grises”, entre otros.
“Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”, Juan 10:4.
Los pastores iban delante de su rebaño, para guiar a las ovejas por el camino correcto. Esto nos demuestra la protección que tenía, para que no tuvieran que atravesar ningún sitio peligroso.
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”, Isaías 53:6.
Los buenos pastores también se preocupaban por que el rebaño estuviera completo, sin que ninguna de ellas se perdiera. Si alguna lo hacía, la buscaba intensamente hasta encontrarla. Sabía que faltaba alguna, debido a la profundidad con que las conocía.
En algunas ocasiones, el pastor también juega con sus ovejas, aunque esto parezca irrisorio. Generalmente, corre una distancia y espera que éstas lo alcancen. La flauta del pastor servía también para entretenerse y tocar su instrumento a las ovejas (Wight, pág. 171).
Como podemos ver hasta ahora, esta labor es un trabajo intenso, que requiere cariño, esfuerzo y dedicación. Había algunos, como también lo dice la Escritura, que eran solamente asalariados, es decir, iban por la paga, no les interesaban las ovejas que tenían a cargo.
“Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas”, Juan 10:13-15.
En la actualidad, la mayoría de los pastores que hacen esta labor “artesanal” o de manera similar a lo que se hacía antiguamente son los pastores árabes. La mayoría de los israelíes se dedica a labores industriales o de la cría en granjas más modernas.
Sin embargo, a pesar del tiempo, Jesús optó por usar la metáfora de que Él es el Buen Pastor: no sólo nos cuida, no sólo nos lleva por buen camino, además de eso, se toma el tiempo de jugar con nosotros. ¿Habías pensado eso antes? quizás es hora de revisar lo que significa ser el Buen Pastor.