Hoy vi desde lo alto a un montón de jóvenes congregarse en un lugar desolado. Hicieron de aquello que les lanzaron, su corazón. Ahora se martillan. Mataron su pasión, porque corría en la dirección incorrecta, ¿era esa la solución? A una generación que comienza a endurecerse le quiero hablar hoy.
Hay dos montes, uno donde se tallan piedras, otro donde se escriben corazones. Del primero brotan los secos ruidos de un martillo con palabras de castigo: “deberías”, “no tenés que”, “fracasaste”. No son humanos los que se acercan, sino rostros endurecidos.
Veo desde lo alto a un grupo de jóvenes que se acerca a ese monte de los apedreados, ¿qué pasó? Es que hicieron de aquello que les lanzaron, su corazón. Parece que otra vez les enseñaron que está mal ser apasionado, porque su río estaba corriendo hacia el lado incorrecto. ¡¡No se dieron cuenta!! Estaban matando no solo el deseo incorrecto, sino por completo su corazón. Construyeron diques de piedra, en los cuales escriben hoy.
Lo que pasa con el apasionado es que comete errores, sobre todo si es inexperto. Ahí tenés la definición de lo que es un joven: alguien apasionado e inexperto, nuevo en muchas cosas, pero con tantas ganas de hacerlo. Producto de eso, abundan los errores en su caminar diario, incluso es probable que muchos hayan sentido pasión por las cosas incorrectas.
Pero la solución no era construir un dique para ese río impetuoso de la pasión juvenil, sino darle el cauce correcto. Yo veo a muchos jóvenes con diques. Si los seguimos construyendo, esta generación (algunos más tarde que temprano, qué terrible) se va a derrumbar. Hay muros tan altos así va a ser también su caída, y vos ¿hiciste un dique para contener tu corazón?
Traigo este artículo como compañía para los que se sienten solos, pero también como advertencia.
La solución no es vivir apagando nuestra pasión, sino tomar el paciente trabajo de encausarla hacia el lado correcto: Cristo.
Aun las emociones, que parecen tan intensas durante la juventud, ¡no hay que silenciarlas! Sino ir convirtiendo lentamente la tristeza e introversión en creatividad; el enojo, en amor y pasión; el miedo, en osadía.
Sí, seguro tus emociones parecen desbordantes hoy, pero con ayuda y paciencia esas pasiones que parecen tan terribles, mañana pueden ser un río en el desierto de otras personas.
Ese es un camino incómodo, puede tomar años, pero cerrar la fuente nunca fue la solución. Hay diques que solo van a decantar en una destrucción mayor.
Al vivir en libertad, sí, vamos a cometer errores, pero vamos a ¡¡VIVIR!!
¿Era el objetivo que ningún error se cometa? Eso sería estrangular la libertad. Antes bien: damos GRACIAS porque podemos cometer errores, pero sobre ellos se levanta la gracia de que podemos aprender y arrepentirnos, cambiar. Encausarnos.
¿Qué arrepentimiento posible hay para los que no se equivocan? Nada. Los corazones de piedra están haciendo todo perfecto. Pero se engañan: eso no es vida.
Veo a un montón de jóvenes llegando, como errantes, a un monte donde se reúnen los que tienen corazón de piedra. Ahí se están grabando palabras sobre diques con paredes perfectas. Mataron la pasión porque corría en la dirección incorrecta, ¿era esa la solución?
Pero veo también ahora, a los que eligen romper estructuras. Sus corazones se hinchan más allá de las paredes que les pusieron, y corren. Corren de un monte al otro, en libertad. Es gracioso, porque muchos llevan tanto tiempo sin hacerlo, que se tropiezan, se golpean entre ellos, dan saltos porque sí. Pero ahí están, aún en su torpeza, escogiendo la libertad.