Cuando nos referimos al incremento de la casa de Dios, no estamos hablando de las cosas que hacemos para Él, sino de cómo Cristo va creciendo dentro de nosotros. Si Él no crece en los santos, todo lo que se haga quedará en el marco del activismo.
La buena obra no comienza con hacer algo, sino con el crecimiento de su naturaleza en los creyentes y su clara expresión. Existen personas que para tranquilizar su conciencia de pecado en relación a la falta de santidad quieren hacer muchas cosas y con obras quieren ocultar la realidad del vacío que tienen en su interior. Pero con el tiempo la gente vacía termina ofendiéndose, enojándose con todos y desapareciendo de los ámbitos que nunca deberían desaparecer, pero el vacío les comió el corazón.
El activismo produjo bajo la operación de las tinieblas un perfecto sustituto de Cristo, para que no se descubra el vacío de Dios en mucha gente.
Nuestra oración debiera de ser que vivamos llenos del Espíritu en un incremento permanente de Cristo y que veamos un avance de la edificación de la casa y no un retroceso, porque cuando se pierden las piedras vivas, lo que se atrasa es la casa del Dios viviente.
El aumento de Cristo (como la Casa de Dios que Él mismo esta edificando) es el incremento de su vida en el interior de los santos.
Definamos la palabra incremento, porque años atrás no era muy común en el vocabulario cristiano, actualmente esta palabra tiene otro sentido por la vida del espíritu. Un término latino define que la palabra incremento tiene que ver con hacer algo más grande desde el interior. Pablo vivía para que Cristo fuera magnificado, engrandecido, ya sea en su vida o en su muerte Filipenses 1:20.
La palabra magnificado es el agrandamiento de Cristo internamente, vivamos para que Él crezca en nosotros, cualquiera sea nuestra situación. Recordemos las palabras de Juan bautista “es necesario que Él crezca y que yo mengüe “. Otra manera de definir incremento es crecer en tamaño, en estatura, algo es incrementado porque está creciendo en tamaño, también se suman las palabras como crecimiento, edificación, desarrollo o ampliación.
Algunos antónimos son descenso, caída, disminución o reducción. Si verdaderamente hay un incremento en el Cuerpo de Cristo, habrá crecimiento, edificación, desarrollo y ampliación; pero si cada vez somos más creyentes pero no hay un incremento en la vida de Cristo lo que habrá es descenso espiritual, caídas de los santos, disminución de luz en medio de las tinieblas o reducción de la realidad del cielo en la tierra.
Esto nos habla a las claras que si sólo pasamos los años abriendo nuevos auditorios, aunque en los creyentes no haya un aumento de la vida del Hijo, estaríamos colaborando con el aumento de la religiosidad. Ahora bien, el fin de dicho pensamiento no es que dejemos de abrir nuevos lugares, sino más bien que garanticemos el crecimiento espiritual de los nuevos creyentes.
“El incremento no es una opción, una opinión o una sugerencia, es la voluntad de Dios, el plan de Dios, el deseo de Dios, y es nuestro compromiso de vivir para Cristo, y que él crezca en nosotros”.
1 Corintios 3: 6-7 Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento.
Las Escrituras nos enseñan que este incremento solo viene de Dios, y nosotros colaboramos, pero el verdadero crecimiento proviene de Dios y es totalmente orgánico y suministrado en multitud de formas que son las gracias ministeriales.
El aumento de Cristo es literalmente Dios creciendo en nosotros por medio de su Hijo, y, expresado a través de toda la iglesia.
Hechos de los apóstoles nos muestra un cuerpo de Cristo más grande que antes de su resurrección. En los evangelios vemos que Jesucristo era la habitación de la morada de Dios Padre, pero en el libro de Hechos de los apóstoles hay un incremento de Cristo en la multiplicación de los salvados, cada salvo era el aumento de Cristo.
Los sufrimientos de Pablo estaban relacionados al aumento de Cristo.
Los sufrimientos de la primera iglesia estaban relacionados al aumento de Cristo. Cuando ellos sufrían no se victimizaban, porque ellos relacionaban sufrimiento con el aumento de Cristo; en otras palabras, si Cristo aumentaba valía la pena el sufrimiento, esa era la ganancia de ellos, ese era el valor con el que ellos miraban absolutamente todo. Ellos consideraban que, si el Señor aumentaba en su vida, cualquier sufrimiento o persecución valía la pena. Pablo lo muestra en su propia vida, en su profesión, en la casa de los santos, en la ciudad y las naciones que él tocaba, lo muestra porque Pablo era conducido por el pensamiento dominante del incremento de Cristo, él trabajaba para llenarlo todo de Cristo.