Esta es una pregunta que tiene la particularidad de aparecer en un momento crítico de tu vida, como, por ejemplo: una ruptura sentimental, un despido laboral, el fallecimiento de un ser querido, el fracaso ministerial, una enfermedad, una deuda y mucho más. 

Seguramente a lo largo de tu vida tuviste una palabra que Dios te prometió, un sueño, un proyecto que en la realidad de hoy todavía no se concreta.

Es en ese preciso momento cuando aparece esta interrogante ¿Dios se puede equivocar? El problema de esto es que trae decepción, frustración, angustia y hasta llegas a meditar en que Dios se confundió. 

«En diferentes ocasiones pensamos que nuestra vida es un error, que no tenemos propósito, que todo lo que Jesús tenía para nosotros fue desapareciendo por decisiones erróneas». 

Darío Tonetto, pastor

Te pregunto, ¿te estás sintiendo así? ¿En algún momento atravesaste este proceso? 

El pensar en la equivocación de Dios solo nos lleva a alejarnos de su perfecta voluntad, marchitar nuestro futuro y ahogar nuestro corazón en la duda. Nos encontramos en esa situación donde nuestro pensamiento termina condicionando nuestro propósito, a tal punto que nuestros gigantes se vuelven más grandes que nuestro Dios.

Creo firmemente, tengo la convicción de que Dios no se puede equivocar y te quiero invitar a que leas los diferentes argumentos que te voy a presentar. Son argumentos que van a traer claridad, ánimo y esperanza a tu corazón. 

  1. Dios no comete errores. Su perfección y grandeza no permite errores.
    «Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; Y su grandeza es inescrutable” (Salmo 145:3). En otras palabras, lo que está diciendo es que la grandeza de Dios es infinita. No puede cometer errores, porque iría en contra de su naturaleza.

“No sos un error de Dios, sos parte de su grandeza sobrenatural”.

Darío Tonetto, pastor

2. Dios es inmutable, no puede cambiar de parecer.
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” (Números 23:19).
Dios nunca ha cometido un error. Él ha tenido un propósito en todo, y los resultados no son una sorpresa para Él.

No te desesperes porque todavía no está cumplida la voluntad de Jesús en tu vida, solo descansa en su presencia. No quiere decir que Él se olvidó o se arrepintió, todo lo contario, está esperando el momento perfecto para concretar lo que prometió.

 

“Dios en medio de tu caos te revela su propósito”.

Darío Tonetto, pastor
  1. Todos tus fracasos te acercan a tu propósito.
    «Y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados» (Romanos 8:28).
    Jesús es experto en transformar tus peores momentos en momentos de testimonios. Te invito a que puedas pensar ¿Cuál es tu peor momento? Bueno, tu amor por Jesús te llevará a salir de este episodio y que sea el puente para tu tierra prometida.
    Esta tiene que ser una convicción de mucha fe y perseverancia. En la perfecta voluntad de nuestro padre, Él tiene todo bajo control y la buena noticia es que fuiste creado a su imagen y semejanza.

“Tus fracasos son el puente para alcanzar tu éxito”.

Darío Tonetto, pastor

Solamente te quise entregar tres argumentos que creo personalmente edifican tu fe, convicciones, espíritu y pensamientos.

Antes de que me olvide, si te estoy compartiendo esto es porque yo también llegué a pensar que «Dios se podía equivocar». Ánimo, porque Jesús ya vio tu futuro y en él está su presencia acompañándote. 

Déjame decirte para concluir que “serás un best seller, leído por todo el mundo”, Jesús nunca se queda sin tinta y en su propósito hay muchos capítulos que contar de tu vida. 

Darío Tonetto
Pastor, escritor, teólogo, esposo y amigo. Actualmente pastoreando el Ministerio de Jóvenes junto con mi esposa, en iglesia Tercer Día, que es donde congrego. A la vez dirigiendo el instituto bíblico Corazón Abierto. Soy un creador de contenido a través de las redes sociales con el motivo principal de impactar mi generación y llevarlos a los pies de Jesús.