¿Cómo llegar a un acuerdo cuando tenemos criterios diferentes?

Uno de los principales motivos de conflicto en el matrimonio es la crianza de los hijos. Los padres provenimos de familias distintas, y durante el primer tiempo de casados esos estilos familiares colisionan. El “universo” del esposo, con sus formas singulares, choca con el de la esposa y se produce una tormenta cósmica de estrellas, meteoritos, cometas, asteroides, agujeros negros, planetas…


Pero la mayor colisión se produce con la llegada del primer hijo. Allí surgen preguntas que nunca nos habíamos hecho: “¿Cómo lo criamos? ¿A tu manera o a la mía?”; “¿Qué límites deberíamos fijarle?”; “¿Cómo evitamos la permisividad?”; “¿Deberíamos prestar atención a los consejos de nuestros padres?”; “Chas-chas en la colita, ¿sí o no?”.
Para responder estas preguntas es importante que primero entiendan algunos principios fundamentales:

1. Son una nueva familia
En este nuevo hogar que crearon, al dejar a su padre y a su madre, deben fundir los estilos aprendidos en sus respectivas familias de origen. Al principio pueden parecer modelos irreconciliables y es normal que haya roces. Pero de a poco tiene que ir surgiendo un nuevo patrón relacional, una nueva identidad, nuevas formas de hacer las cosas, nuevos hábitos, nuevas maneras de comunicarse y de “ser familia”. Así debería funcionar; lejos de ser algo traumático vívanlo como un proceso creativo.

Gradualmente tiene que desvanecerse “tu manera” y “mi manera” de crianza, para que aflore “nuestra manera”.

Eso no significa que ignoren por completo los consejos de sus padres ni que rechacen las formas en que ellos los criaron. Aunque les moleste que sus suegros se inmiscuyan en todos sus asuntos, sean humildes y escúchenlos. Honren el legado de buenos ejemplos y prácticas que les sirvan para la crianza de sus hijos.

Así como hay legados generacionales enfermizos que deben romper, hay otros que es bueno perpetuar, ya que están llenos de sabiduría. Lo importante es que entiendan que son responsables de crear su propio estilo de familia y crianza, uniendo lo mejor que cada uno trae.

2. Son autoridad
Hoy en día el mayor problema relacionado a la crianza de los hijos no es la diferencia de criterios entre papá y mamá sino la alarmante ausencia de padres que se animen a realmente criar a sus hijos, con todo lo que eso significa.
La verdadera tragedia es la acefalía, la carencia de autoridad en el hogar, la renuncia de tantos progenitores a sus responsabilidades nutritivas y normativas. Ser padres es muchísimo más que traer un hijo al mundo. En esencia, significa asumir con valentía y compromiso la autoridad delegada por Dios para formar una vida.

Eso es lo que muchos padres modernos no entienden y, por eso, aunque se esfuerzan por ponerse de acuerdo nunca logran ejercer una correcta autoridad en el hogar. Me refiero a los papis y mamis cool, que quieren ser un amigo más de sus hijos. Ellos nunca los incomodan ni frustran, no les ponen límites, no los disciplinan con amor, los dejan hacer lo que quieren.

El primer valor que deberían establecer como primordial en su familia es el de la autoridad.

¿Qué significa para ustedes esa palabra? Lamentablemente muchos padres oscilan pendularmente entre la absoluta permisividad y el autoritarismo rígido, por inseguridades personales y por no entender la sana autoridad.
Peor aún, suele ocurrir que uno de los dos se sitúa en el extremo blando del péndulo y el otro en el extremo duro, y es allí cuando surge el famoso: “Pero si papá me deja hacerlo mami… ¿Por qué vos no? Papá es bueno, vos mala”. ¡Qué manipuladores hermosos son los chicos!


Por favor, escapen de esa complicidad infantil con sus hijos y entiendan que los cómplices tienen que ser ustedes. La familia no se rige democráticamente; es una organización jerárquica gobernada por un frente común de autoridad.

3. Son un equipo
Aun si están divorciados, este equipo parental debería seguir funcionando. Puede que tengan miles de desacuerdos, pero por amor a sus hijos tienen que fijar un criterio común de crianza.
Soy consciente de que cuando los padres viven separados es más difícil, ya que el que tiene menos tiempo a los hijos suele asumir el rol de “malcriador”. En ese caso se requiere un esfuerzo extra para establecer juntos rutinas, horarios, hábitos alimenticios, reglas de disciplina, pautas en relación a las amistades, normas en el uso
de la tecnología, etc.


El verbo “criar” implica todo eso y muchísimo más. El trabajo es arduo y demanda que hagan ajustes permanentes. Pero de eso se trata ser verdaderos padres y no simples progenitores. Por amor a sus hijos, ¡sean ese equipo soñado que ellos necesitan!

Pastor y adorador de la Iglesia del Centro en Buenos Aires, Argentina. Está casado con Valeria, con quien tienen 3 hijos: Ezequiel, Milagros y Victoria. Es Licenciado en Teología y Filosofía y Licenciado en Orientación Familiar, graduado de la Universidad Austral de Bs. As.