El problema no es perder una relación, el problema es irnos con esa persona que se fue y renunciar a nuestra propia vida, destruyendo nuestra autoestima dramáticamente sin volver a darnos la oportunidad de intentarlo una vez más, esto sí es catastrófico.

Yo siempre he creído que la autoestima es quien le da el valor a nuestra esencia de manifestarse para ser quien Dios dijo que seríamos y no ser quien la gente quiere que seamos, haciéndonos perder nuestra verdadera identidad. Autoestima, esencia e identidad, tres palabras que deberíamos defender al precio que sea, pues en esas tres palabras está lo que somos y lo que lográremos.

Debemos proteger nuestra autoestima de todo y de todos

Autoestima significa ‘aprecio o consideración que uno tiene de sí mismo’. Cuando te aprecias a ti mismo, cuando tienes consideración de tu persona, es más fácil dejar de darle tu pensamiento a quien no te valora y volver a empezar, volver a darle oportunidad a personas nuevas.

Soltemos lo que ya no funciona, lo que se fue. Dejemos de creer que nos pertenece y que le pertenecemos, la realidad ya no es esa, tomemos la decisión de continuar al precio que sea.

Mi intención con lo que escribo es que muchos corazones puedan ser sanados y no solo eso, sino que puedan soltar frustraciones antiguas que no permiten que lleguen personas nuevas a su vida.

Si, si, ya estoy escuchando lo que te estás preguntando, y lo estoy escuchando más o menos así: “¿Y cómo lo supero, Falcony?”.

Te lo voy a decir, seré un tanto franco, frío y directo, pero todo será para que te quede lo más claro posible de que te urge soltar lo que te amarga y superar pérdidas, rupturas, decepciones y puedas avanzar al siguiente capítulo de tu vida.

¡Comencemos! Una de las verdades que debemos tener tatuada en nuestra mente para no olvidarla es que en la historia de nuestra vida no todos caben y, por eso, algunos tienen que irse. La vida sería más sencilla de llevar si nos mentalizamos que nada es para siempre, al principio esto duele, y mucho, pero al final te das cuenta de que fue lo mejor.

Nunca se gana una partida de ajedrez sin haber perdido algunas piezas importantes

Entender esto me ayudó a madurar en esta área de mi vida, ya que mi mayor debilidad ha sido querer que lo que amo, que lo que me gusta y que lo que me trae satisfacción, será para siempre. Entendí que la vida es como ese tablero de ajedrez donde muchas veces perderemos lo que más nos duele por lo que más importa, y ahora mi mentalidad es fuerte sabiendo que nada ni nadie es para siempre.

Mentalicémonos a lo siguiente: “Las pérdidas son parte de la vida”.

Un día me cambió mi perspectiva sobre el tema de soltar y volver a comenzar cuando leí lo siguiente: “Y de repente te das cuenta de que no tener ciertas personas, o ciertas cosas en la vida, no es tan grave, sino saludable”.

Saludable para tu autoestima, para tu alma, para tu paz interior, saludable para tu futuro. Necesitamos tomar el valor de soltar todas las cosas que no nos permiten encontrarnos con nuestro nuevo destino, con nuevas personas, con nuevas oportunidades.

Si, dije “valor”, valor es lo que necesitamos. Te pido leer lo siguiente con toda la inteligencia posible: “¿Cómo pretendes volar, si no te alejas de los que te arrancan las plumas?”.

Cuidar nuestra autoestima, ser libres de frustraciones y disfrutar de este regalo épico llamado vida, se consigue alejándote de los que te arrancan las plumas para volar y acercándote a los que te motivan e inspiran para hacerlo.

Soltar debe ser un acto de amor y no de miedo, no puedes amar más lo que perdiste que a ti mismo, soltar personas que ya no deben ser parte de nuestra vida es soltar amarguras y dolores innecesarios.

¡No le des tu pensamiento a quien ya te olvidó! La vida no se termina porque algo se terminó.

¡Tu historia debe continuar!

Con cariño, Falcony

Hombre dinámico en constante búsqueda del lado positivo a cada situación de la vida. Uno de sus placeres más grandes es animar y motivar a todo aquel que lo escucha o lo lee. Siempre de buen humor, sin dejar de ser analítico y profundo. Falcony se ha posicionado actualmente como un excelente comunicador, escritor y pensador. Actualmente vive en Monterrey, México.