El miedo es una sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Es un sentimiento de desconfianza que nos impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea. Sin ningún lugar a duda, todos hemos experimentado miedos en algún aspecto. Sin ir más lejos, actualmente nos encontramos en un momento histórico, donde una pandemia provocó la presencia de un peligro para la salud y eso generó una enorme desconfianza.


El observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA midió las distintas variables desde los primeros días de confinamiento. En base a una encuesta online de 2490 casos con personas de los principales centros urbanos: Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Gran Buenos Aires, interior de Buenos Aires, Córdoba,Rosario, Mendoza, Neuquén, Tucumán, Jujuy, Corrientes y Tierra del Fuego.


Compararon los datos obtenidos el 2 de junio con los que relevaron desde el 2 de abril, en relación a estas variables: ansiedad, depresión, pérdida del sentido de la vida, pánico, incertidumbre, preocupación y miedo. La primera medición fue a los 12 días de
cuarentena, la segunda a los 31 días, la tercera a los 50 y, la más reciente, a los 70 días.


“De la primera a la segunda medición hubo un aumento significativo en la intensidad para todas las emociones/cogniciones relevadas”, expresa el estudio.

A partir de la segunda medición, observaron: “La intensidad del conjunto de emociones y cogniciones se mantiene estable en los valores altos alcanzados a los 31 días”.


En esa línea, exponen que los mayores niveles de intensidad siguen correspondiendo a la preocupación, la incertidumbre y la ansiedad. Y agregan: “Proporcionalmente, lo que más se ha incrementado es miedo y depresión”. Respecto de los niveles de ansiedad, angustia y, sobre todo, depresión y pérdida del sentido de la vida, al igual que en las mediciones anteriores, se da en mayor medida en el segmento de los más jóvenes, de entre 18 y 29 años. (Fuente www.perfil.com).

«Yo experimenté el miedo, mejor dicho, fui esclavo de él durante años».

A mis 8 años se presentó como la muerte, que acabaría con mis padres, luego con las tormentas que arrasarían con mi casa, empezando por las paredes de madera y siguiendo por el techo de chapa, siguió por la oscuridad, la violencia física, la soledad y otras innumerables situaciones. El miedo se esconde detrás de miles de sensaciones, pero un día lo encontré y paradójicamente estaba dentro de mí.


Es por eso por lo que me gustaría que pienses y con sinceridad le confieses a Dios cuáles son tus miedos. Él ya los conoce y está esperando que los expreses para juntos enfrentarlos.
Hay un pasaje bíblico que me ayudó mucho en eso y me gustaría que reflexionemos juntos acerca de lo que Jesús y los discípulos vivieron.

35 Ese día al anochecer, les dijo a sus discípulos: —Crucemos al otro lado. 36 Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaba. También lo acompañaban otras barcas. 37 Se desató entonces una fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse. 38 Jesús, mientras tanto, estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron. —¡Maestro! —gritaron—, ¿no te importa que nos ahoguemos? 39 Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar: —¡Silencio! ¡Cálmate! El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.
40 —¿Por qué tienen tanto miedo? —dijo a sus discípulos—. ¿Todavía[a] no tienen fe?
41 Ellos estaban espantados y se decían unos a otros: —¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?

Marcos 4:35-41

Es fácil criticar a los discípulos y decir: ¡Qué incrédulos que eran, cómo pudieron sentir tal miedo estando con Jesús! En mi opinión pensar así es como opinar del domingo con el diario del lunes. Esa actitud no habla de nuestra fe. Porque la fe se ve cuando estamos frente a ese tipo de pruebas y actuamos como decimos que deberían haber actuado los discípulos. Pienso que estos pasajes nos fueron dados para enseñarnos por medio de las vivencias de Jesús y de los discípulos, desarrollando las habilidades necesarias para enfrentar situaciones similares.

Algunos consejos prácticos para enfrentar los miedos

Primero, te animo a que cuando se presente una situación de intenso miedo, puedas recordar todo lo que Jesús hizo por vos, desde venir a la Tierra a vivir en obediencia a Dios y morir por nuestros pecados para reconciliarnos con Él. Los diferentes milagros que hizo en tu vida desde el perdón de pecados y la salvación personal, siguiendo por los testimonios de tus hermanos y seres queridos. Esto hará que tu fe se fortalezca en medio de la dificultad que estás atravesando.

miedo
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Segundo, presta mucha atención a las palabras que Dios te fue dando a lo largo del camino. Recuerda esas promesas que Él declaró sobre tu vida y tenlas presente en tu mente. Si es necesario decláralas en ese momento y, si tomas valor, decláraselas a la situación que te está queriendo intimidar.


Tercero, es muy importante que tengas presente esta verdad. Aunque no estemos en la misma barca con Jesús, desde el día que mediante la fe depositamos nuestra confianza en Él, declarándolo como nuestro único y suficiente salvador, sucedió algo mucho más extraordinario que navegar con Cristo en la misma barca. Desde ese día Él vive en nuestro corazón y nos acompaña en cada momento que nos toca vivir. Asi que no dudes en pedirle ayuda, contarle tu situación y activar tu fe.

Cuarto, recuerda que Jesús nos dio autoridad para que por medio de la fe en su nombre, le ordenemos a la naturaleza, a los espíritus, a las enfermedades, hasta a la misma muerte y se sujeten a la obediencia de Aquel cuyo nombre es sobre todo nombre. Es por eso por lo que te desafío a que de ahora en adelante, identifiques esas tormentas que te quieren atormentar y en el nombre de Jesús les ordenes que enmudezcan.


Por último, asi como Jesús intercedió por sus amigos, te desafío a que tengas presente las tormentas que atormentan la vida de tus seres queridos, quienes quizás están llenos de miedos y paralizados por la situación actual: el riesgo de contagio por la pandemia, la economía, el proyecto de vida o la misma muerte.

Creo firmemente que podemos pararnos en el nombre de Jesús y transformarnos en cazadores de tormentas y animar en la fe a nuestra familia y amigos a continuar por el camino que Cristo ya declaró.Te dejo un video que resume esta reflexión y te animo a que compartas esta nota con tus seres queridos.

Técnico en Drogadependencia, Diplomado en Prevención integral de los consumos problemáticos. Diplomado en Liderazgo generacional y Coaching. Diplomado en Primera infancia y familia. Escritor, conductor, docente, conferencista y especialista en prevención. Director y fundador de la organización Prevenir es Amar.