El Evangelio sigue expandiéndose en Mozambique, especialmente a través del trabajo misionero con los niños del Proyecto Abel, una iniciativa de la Missão Mãos Estendidas (MME). Este proyecto ha sido clave en la transformación espiritual y social de la región, demostrando el poder del amor de Cristo en cada acción.
Un crecimiento milagroso: de un árbol a un templo
El misionero Marcos Corrêa compartió los avances de esta obra durante una expedición a África, resaltando los frutos cosechados. En una entrevista, el pastor Timóteo Mateus, responsable del proyecto en Mozambique, recordó los inicios humildes del Proyecto Abel, que comenzó bajo un árbol debido a la falta de infraestructura. Hoy, gracias a la gracia de Dios, cuentan con un templo construido y continúan expandiendo la obra evangelística en la región.
Expansión del Evangelio y plantación de iglesias
El crecimiento del Proyecto Abel ha sido tanto espiritual como numérico. La iglesia ha multiplicado su alcance, estableciendo tres nuevas congregaciones en barrios donde el Evangelio aún no había llegado.
No obstante, el contexto en Mozambique presenta retos significativos. Según el pastor Timóteo, las dificultades económicas y sociales son una realidad cotidiana, con muchas familias luchando por el alimento diario. A pesar de estos desafíos, la MME sigue adelante con su misión, enfocándose en Jesús como la solución.
Impacto social: transformando vidas a través del amor de Cristo
Más allá de la predicación, la MME desarrolla acciones sociales que impactan directamente a la comunidad. A través del Proyecto Abel, la iglesia ha distribuido canastas de alimentos, mejorado viviendas y proporcionado atención médica a familias necesitadas.
“Toda la iglesia está involucrada en esta causa para mejorar las vidas de nuestros hermanos”, afirma el pastor Timóteo. Este compromiso ha generado un impacto positivo, al punto de que autoridades locales han reconocido los beneficios del proyecto.
Niños con futuro: sembrando esperanza en la próxima generación
Uno de los mayores testimonios del Proyecto Abel es la transformación de los niños. Muchos llegaron sin esperanza ni sueños, pero hoy aspiran a ser médicos, ingenieros y abogados, gracias a la inversión de la iglesia en sus vidas. “Al invertir en los niños, invertimos en el futuro”, declara el pastor Timóteo, destacando cómo el cambio en ellos ha llevado a muchas familias a conocer el Evangelio.
La guerra espiritual y la fuerza de la oración
El pastor Timóteo también mencionó los desafíos espirituales que enfrentan, describiendo la situación como una guerra espiritual. No obstante, afirma que la clave para superar estos retos ha sido la oración constante y la meditación en la Palabra de Dios.
Un testimonio de fe y perseverancia
El Proyecto Abel es una evidencia viva del poder del Evangelio para transformar comunidades, mostrando que el amor de Cristo no sólo impacta el ámbito espiritual, sino también las necesidades diarias de las personas. En medio de la adversidad, la obra misionera sigue adelante, llevando esperanza y vida a Mozambique.