Luego de la explicación por el día del trabajo de la semana anterior, hoy quiero comentarles acerca de un trabajo que fue maldito: el de los esclavos hebreos en Egipto fabricando ladrillos, adobe para ser más exactos.
En la nota anterior hablamos de que el trabajo fue cambiando dependiendo de la época, pasando de ser una maldición en el Medioevo, según la interpretación literal del Génesis, ha ser un aspecto más de la vida del hombre, en el cuál debía darle Gloria a Dios mediante sus acciones.
En este caso histórico, la fabricación de adobe logró cambiarles la identidad a los nuevos esclavos hebreos, debido a que desde sus orígenes habían sido un pueblo pastoril que también sembraban y almacenaban sus propios cultivos. Por esto, aunque parezca un simple cambio de labores, hoy quiero mostrar la otra cara del trabajo en la Biblia: la maldición de los judíos como esclavos y fabricantes de ladrillos para el Imperio Egipto.
Multiplicación a lo judío
El enlace de Israel con Egipto, siempre hablando en términos bíblicos, no actuales, había tenido muchas idas y vueltas, aunque siempre habían sido amistosas. Salvo excepciones, estos países comerciaban, tenían sus contactos y hasta se apoyaban mutuamente en caso de guerra con un enemigo en común.
José fue vendido como esclavo a Egipto, según cuenta la historia del Génesis. Aunque comenzó desde muy abajo, fue ascendiendo hasta convertirse en un funcionario importante del reino. Gracias a su sabiduría divina, logró alimentar a toda la región durante la prolongada sequía. Antes de esto fue maltratado por la esposa de Potifar, ignorado por sus compañeros de cárcel y siempre obligado a las peores condiciones de servidumbre.
No obstante, por su paciencia y sabiduría, el Faraón lo condecoró con una gran cantidad de favores, hasta le dio una doncella para que se casara y formara una familia. Familia egipcia. Luego de reconciliarse con sus hermanos, también los egipcios les dieron tierras para que habitaran Jacob y sus hijos y nietos.
Al fallecer José, el olvido se apoderó de los egipcios, olvidando todo lo que el joven hebreo había hecho, sometiendo a servidumbre a sus descendientes. No obstante, estos se multiplicaban a pesar de la opresión.
De Gosén a Egipto
En Egipto, existía un lugar llamado Gosén. Este era un lugar de extensas llanuras y abundantes pastos, ideal para el ganado. Los egipcios, desconozco sinceramente la causa, no querían dedicarse a esta actividad, tal como lo dice la Biblia:
“Y envió Jacob a Judá delante de sí a José, para que le viniese a ver en Gosén; y llegaron a la tierra de Gosén… entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestros padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas” Génesis 46:29-34.
Así se cumplía un ligero equilibrio, separadas ambas naciones, y separadas las actividades que hacían, las cuales se vieron interrumpidas cuando aumentaron el número de hebreos.
Lo duro del barro
Seguramente muchos de ustedes vieron la serie brasileña sobre Moisés, la cuál tiene un par de años de emisión. Como pudieron notar, fabricar ladrillos era un trabajo muy duro, debido a que tenían que cumplir un determinado número de ladrillos por día, debían amasar el barro con sus pies y luego ponerlo en moldes. Algunos de estos ladrillos se cocinaban y otros se secaban. Estos últimos son los llamados adobes.
Hoy en día, el trabajo de ladrillero es uno de los más duros que existe y ocasiona grandes problemas físicos, sobre todo de columna. Además, es uno de los más contaminantes debido a la gran cantidad de humo y hollín que produce el cocinarlos. Comparado con la antigüedad egipcia, los hebreos tenían capataces que les castigaban con latigazos, trabajo de largas horas y otros maltratos físicos que provocaban el deterioro de las personas.
Moisés complicó las cosas
José fue quién motivó a la familia israelí a mudarse a Egipto. Moisés los fue a liberar. Sin embargo, no fue tarea fácil. Cuando intentó convencer al Faraón de liberarlos, este se rehusó y cargó más trabajo contra ellos. Además, les prohibió a los capataces darles la cuota de paja para hacer los ladrillos.
Es decir, que tenían más trabajo debido a que tenían que recolectar el pasto seco. En ningún momento tuvieron que dejar de cumplir con el número de ladrillos.
Jesús es el Moisés de nuestras vidas
Sé que pasó el Día del Trabajador y mucho más la Semana Santa. Pero quiero dejar como moraleja, si se puede decir así, que no importa cuál sea la situación que estemos viviendo en este momento. Hace más de dos mil años, Jesús vino para redimirnos de la maldición y librarnos de la esclavitud. Esta redención de la maldición incluye varios aspectos: la familia, la iglesia, la salud, las emociones, y también el trabajo. Demos gracias por nuestro estilo de vida actual, pero también, porque tenemos al libertador entre nosotros.