En el marco del congreso “Reino, Influencia y Poder” en Rosario, Sebastian Liendo conversó con Alex sobre su viaje a Israel, el trabajo del Señor en la Iglesia, el idioma de Dios y el amor del Padre a través del Hijo.
Viaje por Israel
Israel es importante, sobre todo porque estuvo Jesús. Era su tierra, Él era judío. Y poder ver la Biblia en 3D y a color, pasear por Capernaum donde Jesús llamó a Pedro, Andrés, Juan, Jacob, pasear por el jardín de Getsemaní, poder ver desde el Monte de los Olivos la ciudad de Jerusalén, tener el privilegio de conocer la ciudad de Belén, Jericó, el monte de las tentaciones, ir en barco por el mar de Galilea. Esas, son cuestiones que una vez estando allí, son muy inspiradoras.
El trabajo del Señor en la Iglesia
Seba: A mí me impacta hacer el paralelismo de la realidad con la Iglesia, el hecho de que siempre está la sensación de que algo mejor está por venir y a veces nos hace sentirnos incompletos. El no sentirse pleno, te hace todo el tiempo ir detrás de la zanahoria, buscando algo que te pueda suplantar o algo que te pueda llenar, pero no entendiendo que lo mejor ya vino y habita en nosotros.
Alex: Hay un libro que se llama “Teología de la esperanza”, y habla acerca de que tenemos que vivir el presente desde el final, desde lo que sabemos, desde la espera de nuestro Señor que viene. Ya está viniendo y nosotros tenemos una espera activa.
Como Iglesia en nuestro ADN está vivir en medio de la incertidumbre donde se ejerce la fe, la cual no se ejerce cuando está todo claro, porque cuando se tiene certezas visibles no hace falta ejercer la fe. Pero en medio de la incertidumbre, de este entorno cambiante, es cuando necesitamos anclarnos, a mi juicio en dos puntos:
Primero en la fe dada por la Palabra de Dios. Poder vivir desde los principios.
Segundo, vivir desde la esperanza futura y mientras tanto, interpretar nuestro presente desde los principios eternos. Los principios no cambian, pero la aplicación de esos principios.
“Volver a lo que la Iglesia no puede dejar de hacer, perseverar para ser fiel a su llamado; y sólo siendo fiel a su llamado, creo que se puede ser una iglesia relevante”.
Un autor que me gusta mucho dice que “El mejor favor que le podemos hacer al mundo es ser la Iglesia”, y esa es la manera en la que podemos ser la sal de la tierra, ser lo que somos.
En Israel estuve en la casa de Simón el curtidor, ahí es donde Pedro recibe esta visión donde el Señor le dice: ‘mata y come’, a lo que Pedro dice ‘No señor’, Pedro no quiere actualizar, él es muy judío. Él en su cultura está diciendo ‘no estoy dispuesto a dar este paso de misión’, mientras Dios está trabajando en Pedro a la vez, Dios está con el centurión romano Cornelio en Hechos 10.
Podemos ver a Dios trabajando a dos manos, por una parte ayudando a un gentil llamado Cornelio a acercarle a la fe, pero también está preparando a la iglesia para la misión que Él está preparando. Dios está por delante, pero también tiene que hacer que Pedro se convierta y dé un paso más, porque él tiene que luchar con todos sus prejuicios.
El Señor tiene mucha paciencia, entonces yo creo que la misión nos está esperando y el Señor también está trabajando en la Iglesia para prepararnos para la misión en la que Él ya está trabajando.
¿Entender el idioma del Padre?
Seba: A veces tenemos que saber en qué hombre estamos analizando las cosas. Si analizamos el hombre terrenal o analizamos el hombre espiritual, pero cuando moris, se abre una puerta que te deja ver, muchos veían a Pablo escribiendo las cartas en una cárcel, pero él se había sentado en lugares celestiales. Empezás a analizar desde otro hombre para juzgar desde otro hombre.
Alex: A mí me gusta la idea de que a veces queremos entender para obedecer. No tenemos la capacidad de entenderlo todo y uno tiene que aprender a dar pasos de fe, no en una fe ciega o infantil, pero sí como la de un niño con su padre. Yo cuando era niño había cosas que mi padre me decía, ‘cuando seas mayor lo entenderás, pero ahora confía en mí’.
Y ese amor de padre hacía que yo confiara en él, aunque no lo entendiera. Y ahora que soy padre, es que lo entiendo y creo que a veces nuestro orgullo, creernos la última Coca Cola del desierto, nos está impidiendo disfrutar de lo que Dios tiene preparado para nosotros.
Seba: Yo creo que parte de la vida, del nuevo nacimiento es que confiamos en las victorias de Cristo y que nos llevaron al Padre.
“Jesús es el perdón de Dios, es el lugar santísimo, es la manera que tenemos como seres humanos de entender a Dios”.
Alex: Mi epístola favorita es Hebreos, el autor pone a Jesús en el centro y nos dice cosas tan increíbles como que ‘Él es el único lugar de encuentro con Dios’. No hay otro sitio para encontrarse con Dios que Jesús.
No hay otra manera. Jesús es la puerta de acceso, es el templo, es el sacrificio. Jesús es el perdón de Dios, es el lugar santísimo, es la manera que tenemos como seres humanos de entender a Dios. Sin Jesús no hay manera de entender a Dios.
Algo que a mí me llena de esperanza de lo que Dios. Jesús es el idioma de Dios, es la manera de interpretar a Dios.
El amor de Dios
Seba: El otro día vi Harry Potter 1 y él tenía todo dentro, pero no sabía cómo expresarlo y otro le dice ‘quedate tranquilo que no te va a ocurrir nada porque vos sos fruto de un sacrificio de amor”. Y yo cuando lo escuché dije, ‘en esto conocen lo que es el amor, pero Cristo murió por ustedes’.
Alex: Hasta que no conocemos eso, no conocemos el verdadero amor. El mundo cree conocer el amor, pero en esto hemos conocido el amor que Él dio su vida, y a partir de ahí podemos construir una vida sostenible eternamente.
Seba: El amor sigue siendo el poder más grande del mundo, porque es lo único que el diablo no puede imitar. El diablo puede imitar todo lo que quiera, pero no va a poder nunca imitar el amor, porque Dios es la sustancia del amor.
Alex: Es un amor sacrificado, un amor que se entrega al otro, me parece increíble. Dios es la eternidad anhelando entregarse. Pero la creación es un acto de entrega de Dios, no solamente de creación, sino también de redención y de perdón, me gusta decir que Dios me creó, pero desde este lado de la eternidad, Dios me creó para perdonarme.
Él sabía lo que le iba a costar hacerme y dijo ‘Amén, está bien, lo voy a hacer’ como una expresión de su amor entregado y ese amor es el que puede hacer que nosotros le digamos sí.