Podemos ver la manera en que Pablo interpreta las adversidades; escribiendo a los Romanos les deja claro que entiende las circunstancias a partir de la obra de regeneración y justificación en nosotros por medio de la cruz.
La clave es nuestra nueva vida en Cristo, pero además agrega que debiéramos alegrarnos en las pruebas y dificultades. Esto que parece una locura e incoherencia, veremos que era un criterio corporativo en la Iglesia en los primeros siglos. Y nuevamente, el enfoque está puesto en el amor de Dios.
Por lo tanto, ya que fuimos declarados justos a los ojos de Dios por medio de la fe, tenemos paz con Dios gracias a lo que Jesucristo nuestro Señor hizo por nosotros. Debido a nuestra fe, Cristo nos hizo entrar en este lugar de privilegio inmerecido en el cual ahora permanecemos, y esperamos con confianza y alegría participar de la gloria de Dios. También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con cuánta ternura nos ama Dios, porque nos ha dado el Espíritu Santo para llenar nuestro corazón con su amor. Romanos 5. 1 – 5 NTV (énfasis del autor)
Ya sobre el final de sus días, le escribe a su amado hijo espiritual Timoteo y le habla acerca de cómo interpreta toda su vida y el acercamiento de su muerte.
En cuanto a mí, mi vida ya fue derramada como una ofrenda a Dios. Se acerca el tiempo de mi muerte. He peleado la buena batalla, he terminado la carrera y he permanecido fiel. 2 Timoteo 4. 6 – 7 NTV (énfasis del autor)
Pablo entiende que está llegando a la meta y va a pasar al perfecto y completo descanso con el Señor, Aquel a quien tanto amó y sirvió. Vuelve a Cristo de donde salió en la eternidad, como lo ha escrito en sus cartas. Ha derramado su vida como una ofrenda. Ha permanecido fiel en toda circunstancia. Qué tremendo modelo de vida en Cristo es el apóstol Pablo para nosotros.
Si nuestra vida es Cristo, todas las circunstancias y sobre todo la muerte deberán ser siempre medidas con criterios eternos.
Santiago en su carta también lo expresa en los mismos términos, dando cuenta de un criterio corporativo de la primera Iglesia.
Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar cualquier tipo de problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho, porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Santiago 1. 2 – 3 NTV (énfasis del autor)
En la versión Reina – Valera leemos “tened por sumo gozo…”.
Necesitamos entender que el gozo es una condición interna, es la naturaleza de Cristo en nosotros y nada tiene que ver con las circunstancias externas.
“Gócense con el Señor” les decía Pablo a Filipenses.
En la primera carta a los Tesalonicenses Pablo les dice: Estén siempre gozosos. 1 Tesalonicenses 5. 16 RVR (énfasis del autor)
“Siempre gozosos”, dice Pablo. Sabemos que La Palabra es verdad. El Evangelio es verdad. Así que estar siempre gozosos es actuar de una manera cabal, de una manera coherente como Dios dice que somos.
Algo que estamos entendiendo en esta generación es que los procesos, las adversidades no ponen más de Cristo en nosotros porque ya lo tenemos todo. Estamos completos en Él. Lo que sí los procesos, las adversidades van a hacer es formar a Cristo más exactamente en nosotros.
En 2 Timoteo 2. 7 Pablo le dice a su hijo espiritual, su colaborador apostólico “Considera lo que te digo (esa es nuestra parte) y el Señor te dé entendimiento en todo”. Dios debe derribar todo lo que se construyó sobre orgullo humano, con un claro eje antropocéntrico para poner Su verdad eterna en nosotros. Esa Verdad es Cristo.
Pablo dice “Por nada estés afanoso” por un lado, pero está preocupado por la Iglesia por el otro. ¿Hay contradicción en esto? Si los persiguen, huyan a otra ciudad, dice. ¿Hay contradicción?
“Estar siempre gozosos” parece una contradicción y un imposible. Pero debemos verlo desde la mente de Cristo. El gozo no es humano, es un fruto del Espíritu y no depende de circunstancias naturales.