A menudo entre amigas, nos reímos al imaginar lo que sería tener un día sin responsabilidades. ¿Te imaginas un día donde puedas hacer todo lo que querés? ¡Todo absolutamente todo! ¡24 horas de puro placer! 

Dormir hasta la hora que quieras, desayunar con pizza fría o con esas facturas crocantes que tanto te gustan sin culpas de que subirás de peso;  hacer una maratón de la serie que hace tanto tiempo tenías ganas de ver; llamar a alguien para que se haga cargo de todas las tareas de tu casa y así poder echarte tranquila a tomar sol con tu bebida favorita; ir de shopping sin considerar el estado de tu tarjeta o cómo la pagarás el mes próximo; llamar a tu trabajo y avisar que hoy te tomarás el día; hacer algunas llamadas por teléfono a algunas personas para decirles todo lo querés sin temor a que se ofendan ¡Qué locura! ¿No?

Dos principios que regulan nuestras vidas: Placer y Realidad.

Una vida dirigida solo por impulsos, regulada solamente por el principio del placer, podría significar para el ser humano uno de los hitos que podrían terminar con su existencia. La vida sin juicio, sin razonamiento, sin memoria, sin entendimiento, sin convicciones, sin conciencia, es la vida de un bebé recién nacido, una personita pura demanda de satisfacción, que si no crece, se desarrolla y madura, se termina muriendo; como una mujer necia.

 “No toma placer el necio en la inteligencia, sino en que su corazón se descubra” (Proverbios 18:2)

Como mujeres sabias, necesitamos a medida que transitamos por este mundo, aprender a caminar también por el principio de la realidad, aquel cuya función primordial consiste en regular los impulsos, emociones y deseos frente al entorno. Gracias a este principio es que podemos hacer un examen y observar que en ciertas circunstancias la búsqueda de la satisfacción no siempre puede efectuarse de manera inmediata o por el camino más corto; sino que a veces es necesario hacer algunos rodeos o definitivamente aplazar el resultado que deseamos por las condiciones impuestas por el mundo exterior.

Un principio superador

Pero hay un principio superador que excede a toda razón y entendimiento humano, que es mucho mayor al de la realidad, es “el principio de la Sabiduría”, el cual no solo nos ayuda a evitar el caos con el entorno, sino que además nos enseña a que la vida en ocasiones va por otro lado, ya que esta no solo es experiencia, conocimiento y adaptación. 

“ELprincipio de la sabiduría nos ayuda a que podamos aprender a ver y a vivir la vida desde la perspectiva de Dios, el cual nos trae muchísimas satisfacciones y abundante placer a nuestras vidas”.

Proverbios 2:6 nos dice lo siguiente: “Porque el Señor da sabiduría, de Su boca vienen el conocimiento y la inteligencia”. La fuente de la sabiduría no está en el mundo, tampoco en nuestras experiencias, la Palabra de Dios dice que proviene de Dios, Él es la fuente.

De manera tal, que podremos comprender que ir de compras, viajar al Caribe, o estar con tal persona, no se trata de que esté mal, prohibido o que atente contra nuestros deseos; sino que este principio aplicado a nuestras vidas te ayudará a decidir lo que te conviene en cada circunstancia.

Amiga, si solamente te guías por el principio del placer, te vas a perder muchas cosas, por ejemplo, madurar. Si transitas por ambos principios, a veces experimentarás placer, deseos cumplidos, pero otras veces tendrás que entender que hay momentos que están diseñados solamente para luchar o simplemente esperar. Lo sorprendente es que cuando a veces estás en tiempo de crisis o de pruebas, solo el principio de la sabiduría de Dios te hará entender que ¡algo bueno viene!

 “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. (Romanos 8:28)

Bendigo tu vida y anhelo que la sabiduría de Dios sea un principio vital y regulador en todas tus acciones y decisiones. 

Daniela Daga
Lic. en Teología. Diplomada en Psicología Cristiana. Coach ontológico. Estudiante avanzada de Lic. en Psicología. Es mamá de dos hijos, Valentina y Gabriel y junto a su esposo José son pastores de la iglesia Vida con Propósito de la ciudad de Villa Carlos Paz.