La Biblia dice que Jesús dio la vida por ti por amor, si hay algo que a Jesús le interesa son las historias basadas en el amor genuino. Y quiero hablarte del corazón, de esa historia de amor que tanto sueñas.
“Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y sin remedio; ¿quién lo conocerá?” Jeremías 17:9
Mi nombre es Ginna Parra, voy a contarte mi verdad. Cuando tenía 16 años, creí enamorarme por primera vez de mi mejor amigo. Él no conocía de Jesús, pero me empeciné en llevarlo a la iglesia, pensando que “yo lo podía cambiar”. ¿Algo más absurdo? Un día se lo presenté a mis papás. Me dijeron que no sentían paz y que ahí no debía poner mi corazón; sin embargo, me dediqué a escuchar solo lo que decía mi corazón: “Todo esto es tan emocionante, además es tan lindo, me hace sentir tan especial, aquí quiero estar”.
Al cabo de los meses, en desobediencia a mis autoridades me puse de novia, y aunque tampoco yo sentía paz y sabía que el Espíritu Santo me estaba susurrando que debía salir corriendo de ahí, decidí no escuchar. A los 8 meses de noviazgo, estaba sumergida en una relación tóxica. Había celos, peleas y llantos. Una madrugada, en una conversación descubrí que él era homosexual y había decidido ir a la iglesia y ennoviarse conmigo solo para aparentar delante de sus padres. Esta situación marcó, manchó y rompió mi vida sentimental para siempre.
Hoy, somos una generación que está agotada emocionalmente en la adolescencia. ¿Por qué? Porque nos cuesta amar como Jesús amó. La Biblia dice: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia… Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”. Dios es un Dios de procesos, creó el universo en una semana no en un minuto aunque podía hacerlo.
“A Él le interesa que podamos guardar nuestro corazón simplemente porque anhela que no salgamos lastimados, sino que por el contrario, tengamos una historia de amor que lo haga sonreír”.
En muchas ocasiones, ocurre que la insatisfacción del corazón ante la soledad da lugar a que busques llenura en los lugares incorrectos: puede ser un noviazgo antes de tiempo, un amigo que te lleve a malas decisiones; puede ser el alcohol o las drogas, ya que encendiste la necesidad en tu vida de ingerir alguna sustancia para poder sentirte aliviado(a) ante lo que te pasa.
Todo el tiempo, estamos buscando cómo poder satisfacer el corazón ante el vacío. Tú podrás alimentar tu vacío, pero solo será por un momento. Llegarás a casa y te acostarás en tu cama sintiendo la misma hambre con que saliste hace unas horas y todo lo que hiciste será en vano porque sentirás lo mismo o muchísima más hambre, porque ahora el vacío es más grande y crece cada vez que intentas llenarlo en tus fuerzas.
Hay vacíos que ningún amigo, ningún padre, ni siquiera un pastor podrán llenar. La tarea de llenar vacíos es totalmente del Espíritu Santo y, cuando le das cabida en tu vida, Él va en busca de tus vacíos para llenarlos. Es tan interesante, que luego de que llena un vacío va en busca de otro hasta que lleguemos a estar completamente plenos en Él.
Hay una diferencia abismal entre la felicidad y la plenitud: la plenitud es no necesitar nada más porque ya estás completo. Dios quiere que seas pleno en Él y no tengas la necesidad de buscar la “plenitud” fuera de Él, que fue lo que yo hice. Permítele al Espíritu Santo entrar en tu vida, Que Él te llene en tu soltería. Solamente dile que lo necesitas, sé brutalmente honesto y dile lo que sientes. Dios, ¿Esta Persona es la indicada?, ¿Cómo sé, si es la persona adecuada para mí? ¿Cuándo lo sabré?, ¿Cómo se siente cuando uno sabe?
Siempre hemos escuchado frases como, “Con quien te cases, esa es ‘la persona correcta’ para ti”. Pero, podrías decir: «¿Qué pasa si me caso con la persona equivocada?” Entonces la respuesta podría ser, “¿Por qué saliste con la persona equivocada en el tiempo equivocado?” Al salir con alguien, deberás aumentar tu vida de oración. Te encontrarás hablando mucho con Dios sobre la persona con la que estás saliendo y buscando respuestas que te indiquen la dirección correcta.
“Nuestros corazones no fueron diseñados para ser seguidos, sino para ser guiados”.
Nuestros corazones no fueron diseñados para ser dioses en quienes creamos; fueron diseñados para creer en Dios. Si hacemos que nuestro corazón se vuelva nuestro dios y le pedimos que nos guíe, en última instancia nos llevará hacia una miseria de dolor, pero si nuestros corazones creen en Dios, de la manera en que están diseñados para hacerlo, entonces Dios nos salva y conduce nuestros corazones hacia un gozo profundo.
Por lo tanto, no creas en tu corazón; ordenale que crea en Dios. No sigas a tu corazón; sigue a Jesús. Ten en cuenta que Jesús no dijo a sus discípulos: “No se angustien. Confíen en sus corazones”. Él les dijo: “No se turbe su corazón; crean en Dios, crean también en Mí”. (Juan 14:1, NBLA).
Entonces, aunque tu corazón hoy intentará ser tu pastor, no lo sigas. Ten cuidado incluso al escucharlo. Recuerda que solo dice lo que tú quieres escuchar, no te dice adónde debes ir. Entonces, solo ten en cuenta lo que te dice sobre lo que quieres y luego toma tus deseos, tanto los buenos como los malos, y lleváselos a Jesús en oración.
El afecto puede ser una adicción. Si has estado en citas, o visto a tus amigos del colegio con novio o novia, tomados de la mano a alguien, intercambiando notas, experimentado la dulzura de la atención y confirmación del otro, querrás más. Pero, si nos importa lo que Dios quiere, esperemos, oraremos y tendremos citas de forma paciente y cuidadosamente. Es muy fácil dejar un rastro de personas heridas tras la búsqueda de un compañero/a.
Es una mentira pensar que no te estás dirigiendo hacia el matrimonio si no estás saliendo con alguien ahora mismo. A veces lo mejor que puedes hacer por tu futuro esposo es no salir con nadie. Hoy, es el momento de crecer en tu relación con Dios, honrar a tus padres, estudiar, y soñar con el futuro.
VERSICULOS DE REFUERZO: Jeremías 17: 9-10 ; 1 corintios 13: 1-7 ; Eclesiastés 3: 1-8