Desde que La Corriente pasó a ser un medio digital estuvimos registrando y siguiendo de cerca los hallazgos arqueológicos que daban razón a los relatos bíblicos. Pero, ¿Cómo lo hicieron los investigadores? ¿Cómo logran descubrir tesoros bíblicos tan antiguos? En esta nota responderemos a esas preguntas.
Los últimos años fueron los más importantes para la arqueología en Israel. El desarrollo de nuevas técnicas y estrategias de búsqueda dio como resultado descubrimientos que superaron todas las expectativas y que aportan veracidad a lo escrito en la Palabra de Dios. En una publicación de National Geographic se revelaron algunas de las estrategias y métodos que hicieron que estos descubrimientos sean posibles.
Las firmas
Unos de los hallazgos más importantes en la historia de la arqueología en Israel fueron los que referían a los profetas Jeremías, Isaías y Ezequías. Lo que determina el grado de importancia de estos hallazgos son las firmas. Para los investigadores encontrar firmas en las excavaciones es símbolo de victoria.
“Nada es más emocionante en una excavación que el descubrimiento de un sello o bulla”, dijo Scott Stripling, director del Instituto Arqueológico del Seminario Bíblico en Katy, Texas. “A menudo, hay huellas dactilares parciales o completas, que nos recuerdan la conexión humana. Eso nos dice que estas eran personas reales”.
En el caso del profeta Jeremías, el hallazgo se relacionó con lo relatado en Jeremías 38:6: “Entonces se apoderaron de Jeremías y lo echaron al pozo de Melquías, hijo del rey, situado en el patio de la guardia, bajándolo con cuerdas. En el pozo no había agua, sino puro fango, y Jeremías se hundió en el fango”.
En un depósito de agua excavado en Jerusalén se cree que el profeta Jeremías fue abandonado por los funcionarios de la corte del Rey de Judá, a quienes no les gustaban los mensajes del profeta. En 2005, la arqueóloga israelí Eilat Mazar dirigió una excavación de la parte más antigua de Jerusalén. Su equipo encontró la huella de un sello, y en ese sello de arcilla había un nombre: Jehukal, el hijo de Selemías, uno de los hombres que arrojaron a Jeremías a un pozo.
Tres años después, Mazar anunció el descubrimiento de otra “bulla”, como se llama comúnmente a los sellos. Este también tenía un nombre: Gedalías, hijo de Pasur, otro funcionario de la historia de Jeremías 38.
Sellos de arcilla
Los sellos de arcilla son hallazgos raros, pero se han vuelto más comunes desde 2005. Son tan pequeños, que tienen el tamaño de la yema de un dedo. Y están hechos del mismo material que los arqueólogos están desenterrando, lo que los hace difíciles de detectar. En los archivos de la revista de noticias de arqueología bíblica Artifax se ven muy pocas menciones de sellos desde principios de la década de 1990 hasta 2005.
Desde entonces, sin embargo, se descubrieron tantos sellos de arcilla impresos que se volvió casi común en estos días. Y algunos de los hallazgos son muy notables, incluido uno con el nombre del rey Ezequías. Este sello no tiene procedencia conocida y podría haber sido falsificado. Pero en 2015, Mazar descubrió un sello idéntico en Jerusalén. El hallazgo habría sido significativo por sí solo, pero el sello de propiedad privada agregó algo de contexto a la historia. «Hay tan pocos ejemplos de hebreo antiguo», dice Mazar, «que todos deben considerarse importantes».
Un tercer sello, partido casi por la mitad y encontrado en un antiguo pozo de basura, tiene una escritura que puede significar “perteneciente al profeta Isaías”; sin embargo, no está claro porque la palabra que podría ser “profeta” está interrumpida, sin el aleph final.
No obstante, la autora y arqueóloga Eilat Mazar sugiere que si es correcta la interpretación de las letras impresas en el óvalo de arcilla de media pulgada de este sello de 2.700 años, ésta podría ser la primera referencia extrabíblica del profeta Isaías.
El profeta es descrito como un consejero del rey Ezequías, quien gobernó desde el final del siglo VIII hasta principios del siglo VII antes de Cristo. El sello de arcilla, o bulla, fue uno de los 34 encontrados durante las excavaciones de Ophel realizadas por Mazar en el 2009 en la base del muro sur del Monte del Templo en Jerusalén o Haram al-Sharif. Los sellos, o bullas fueron recuperados de pequeños pozos de basura de la Edad de Hierro (1200- 586 Antes de Cristo), afuera del muro que Mazar describe como una panadería real levantada al mismo tiempo que la destrucción de Jerusalén por Babilonia en el año 586 a.C.
El sello se encuentra impreso en hebreo antiguo con el nombre Yesha’ya [u] (el nombre hebreo de Isaías), seguido de la palabra nvy. Dado que el sello está dañado al final de la palabra nvy, Mazar sugiere que la lectura de Isaías podría ser incompleta y errónea. Si nvy fuera originalmente seguida por la letra hebrea aleph, el resultado podría ser la palabra “profeta”, dando como resultado una lectura del sello como “Perteneciente al profeta Isaías”. Para reforzar su postura, escribe Mazar, «lo que importa es el contexto arqueológico en el que el sello fue encontrado».
La práctica del tamizado húmedo
Esta técnica arqueológica supuso un cambio en el desarrollo de la práctica de la arqueología; el tamizado húmedo nos acerca más que nunca al mundo de los profetas, sin embargo, su uso no se ha vuelto estándar en los sitios de excavación en Israel.
Scott Stripling, quien trabajó como supervisor con el Proyecto de Tamizado del Monte del Templo en 2008 y 2009 y dirigió excavaciones en Khirbet el-Maqatir y Tel Shiloh, cree que la Autoridad de Antigüedades de Israel debería hacer obligatorio el tamizado en húmedo.
A Stripling le preocupa lo que los arqueólogos pueden perder cuando no tamizan en húmedo la tierra. En Tel Shiloh, hizo que voluntarios examinaran un vertedero dejado por una excavación realizada en la década de 1980. Encontraron cinco amuletos egipcios con forma de escarabajo.
Este hallazgo demostró que esta técnica favorece a la arqueología, pero, aún así, otros arqueólogos que trabajan en excavaciones israelíes dicen que el proceso no debería ser obligatorio pues requiere mucha mano de obra y consume mucha agua, que no está disponible en el desierto. Algunos dicen que es mejor usar este método con discreción.
Los datos sobre los sellos, ahora tan comúnmente descubiertos gracias al tamizado húmedo, son especialmente convincentes. Llevan la autoridad de nombres antiguos, comprometidos con la arcilla y conservados durante milenios. “Cada sello e impresión de sello da vida a una persona”, dijo el comerciante israelí de antigüedades Robert Deutsch. “La Biblia cobra vida”.