Los acontecimientos del tiempo se suceden a grandes velocidades, los años cada vez pasan más rápido, los meses, semanas y días se van volando. Qué bueno es de vez en cuando hacer un alto, tomarse un momento para respirar hondo, pensar en el perfume que dejas al pasar. Por un ratito caminar más lento y dar a otros algo de lo que tienes.

Te invito a hacer este ejercicio, toma un tiempo para recordar tus comienzos. En tus días de escuela ¿tuviste personas que te inspiraron?, ¿te desafiaron a dar pasos que marcaron la diferencia en tu vida? Hubo maestros o profesores que te motivaron a crecer, a esforzarte, a creer en ti misma. Tal vez puedas hacer una lista valiosa o tal vez te des cuenta de que todo lo hiciste sola, aprendiendo, equivocándote, abriendo caminos donde antes no había nada.

Una forma reparadora de dar sentido a tu experiencia, haya sido buena o mala, es convertirte en la persona que te hubiera gustado tener en tus primeros pasos.

Puedes ser de inspiración a los que te rodean, a las niñas o jovencitas de tu familia o de la iglesia, ayudarlas a descubrir los talentos que las destacan, que las hacen únicas. Algunas son líderes y llevan a otras a cumplir desafíos, otras son artistas o cocineras, buenas dibujando o marcando tendencias, algunas son buenas con la tecnología o programando eventos, otras tienen talento musical o gimnásticos.

En un fuerte temporal, algunas se quejan, otras se protegen y otras producen energía con esa potencia. El desafío es que con la experiencia que tuvimos, si hacemos algo que tiene sentido para otros, también lo tendrá para nosotras.

Te comparto algunas actitudes que tienen las mujeres que inspiran a otras:

  • Sé una persona optimista, bastante negativa es la realidad, aprende a ver las oportunidades en cada necesidad que se te plantee.
  • Sé una persona de fe, motiva a otros a que vean la realidad espiritual por encima de las dificultades. Busca a Dios como prioridad en tu vida y todo lo demás vendrá sin que tengas que buscarlo.
  • Sé una persona creativa. Lo que no existe se puede inventar. Anima a otros a buscar caminos nuevos, propuestas nuevas que hagan simples las cosas difíciles, que optimicen el tiempo y que el tiempo extra se use para ayudar a otros.

Selecciona con quienes te rodeas y las palabras que hablas. Hay gente que no quiere ser ayudada, ni desafiada a crecer, que roba tu energía y contamina tu mente. Pedile a Dios sabiduría para discernir la diferencia entre unos y otros.

Haz un dibujo mental de cómo te gustaría estar en 5 años, escribe las metas a corto, mediano y largo plazo. Camina en esa dirección y evita las distracciones.

En el camino, te dejo este desafío: sé la persona que te hubiera gustado conocer cuando eras joven. Dedica tiempo, oraciones, motivaciones, palabras de aliento, pequeños elogios, y verás que con el tiempo no solo habrás alcanzado tus metas sino también te convertirás en un refugio de inspiración para muchos.

Sandra Pedace Montagano
Diseñadora Gráfica de la UBA, se especializó en la Edición de libros físicos y digitales, durante 10 años, sirviendo a decenas de autores en mas de 60 títulos. Desde joven sirvió en su iglesia local y trabajó en la ayuda de personas con adicciones. Junto a su esposo, son fundadores y pastores de la Iglesia Triunfantes en CABA. Casada con Darío hace 27 años, son padres de 4 hijos.