Septiembre ha llegado y, como ya festejamos el día del maestro y seguimos con el mes de la Biblia, hoy toca referirnos a la primavera, que ya está llegando al hemisferio Sur.
Como es un planeta complejo, en el hemisferio Norte, donde se encuentra Israel, Jerusalén y todos los lugares emblemáticos de la Biblia, la primavera corresponde a los meses de abril, mayo y junio, los que, para nosotros, los australes, correspondería a los meses del otoño.
Ser la estación donde todo reverdece quizás es su principal símbolo, el renacer de todo aquello que vuelve a vivir después de estar marchito durante el invierno. Sin embargo, en la Biblia vemos que los judíos, como todo pueblo agrícola, esperaban con mayores ansias el verano, cuando obtenían los frutos de sus cosechas y aseguraban la provisión de alimentos. No obstante, de la primavera eran apreciados los pájaros y brotes que volvían a aparecer.
Aunque las versiones más antiguas de la Biblia no nombren explícitamente a la estación de la primavera, son muy conocidos los poemas de Cantar de los Cantares y los Salmos que hacen referencia a la época de floración y reverdecimiento.
Cuestión de clasificación
Según algunos estudiosos de la Biblia, la palabra primavera no se encuentra en el libro sagrado debido a que no se clasificaba el año en cuatro estaciones, sino en dos: el invierno, como la época fría y generalmente lluviosa del año; y el verano, como la cálida. El invierno era para vivir con lo recolectado en el verano. Por eso, la temporada que se esperaba con más ansias era el verano, y nunca la palabra “primavera” va a estar explícitamente escrita en la Biblia.
Sin embargo, y como de manera implícita sí se menciona, quizás el versículo que mejor haga referencia a ella sea el siguiente: “Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola”, Cantar de los Cantares 2:11,12.
Como dice este versículo, el invierno no sólo era frío, sino también húmedo. Por lo que la voz de la tórtola representa aquella que primero aparece con la llegada del calor. Quizás podríamos relacionarla con la golondrina, según las costumbres o cuentos infantiles, como la primera que anuncia la llegada de un clima más favorable.
Una estación muy festiva
Entonces, ya establecida esa diferencia marcada por la latitud, según la Biblia la Pascua es la principal fiesta de primavera. De aquí provienen algunas tradiciones, mezcla de paganismo y cristianismo, como regalar huevos de Pascua o la referencia a los conejos de Pascua, como todos aquellos animales que representan el inicio de la nueva estación. Para el calendario hebreo, esta estación tenía tres fiestas por demás importantes:
- La Fiesta de los Panes sin Levadura.
- La Pascua, tal cual la celebró Jesús antes de ser condenado a muerte.
- La Fiesta de las Primicias.
- La fiesta del Pentecostés
Todo lo anterior es cuestión de aproximaciones, debido a que los meses hebreos difieren de los meses de nuestro calendario, por lo que varía según el año.
Las Primicias era una de las más importantes, debido a que se debía ofrendar una parte de las primeras cosechas que daba la producción. Con esto comenzaba una serie de festejos que permitía la celebración de todo el pueblo y el comienzo de la recolección de los alimentos, que culminaba con otra fiesta a fines del verano.
Pero la fiesta más memorable es la de la Pascua, la cual celebramos hasta el día de hoy. Pasando por un sinfín de ritos, símbolos y partes, la Pascua logró perdurar hasta el día de hoy al cambiar el significado: no era necesario matar a un cordero, sino recordar la muerte y resurrección de Jesucristo. Todo esto, enmarcado en la estación donde comenzaba a suavizarse el clima y permitía a la gente reunirse, visitar las familias, asistir al templo y elaborar panes con los primeros granos cosechados.
El Pentecostés, nombrado especialmente en el libro de Hechos, también fue un acontecimiento “primaveral”. El hecho de que se produjera el milagro de las muchas lenguas era debido a que había concurrido mucha gente de distintas nacionalidades a Jerusalén, donde estaba el centro de las celebraciones. Así comenzó una nueva etapa en la era cristiana.
Muchas culturas paganas hacen referencia a esta temporada, haciendo énfasis en el sol, la reproducción o cualquier otra cosa. Sin embargo, creo que deberíamos enfocarnos en que podemos reiniciar, así como lo está haciendo la naturaleza, de la mano del que verdaderamente resucitó. Por algo es una época de muchos festejos para los hebreos. Lo mismo debería suceder en nosotros.