Si en algún momento de la historia se tuvo un concepto distorsionado del discipulado y el liderazgo cristiano, diría que es en este.
Por lo tanto, el desafío es reformar las estructuras de la iglesia para tener éxito, desde los parámetros de Dios, en lo que nos fue encomendado por Él.
En todos estos años de servicio en la iglesia, pastoreando, escuchando y observando a la gente, he visto con pena que la realidad de muchas buenas personas es el fracaso en cuanto a la consumación del propósito divino.
Y cuando digo fracasar no me refiero a que algo no salga como esperamos; fracasar es no alcanzar lo que Dios ha predestinado para nosotros, aunque a nuestros ojos y en parámetros humanos nos pueda parecer éxito lo que estamos haciendo. Y puesto que todos tenemos una meta en Dios, no alcanzarla es fracasar.
Algunos líderes creen que éxito es tener una multitudinaria asistencia dominical o tener auditorios inmensos.
Pastor Máximo Pérez Rosa
Ellos piensan en términos de números y no en la verdadera meta bíblica que es la de hacer discípulos. Hoy en día, es cierto que se ven multitudes en las iglesias, pero pocos discípulos de verdad.
Cátedra vs. Discipulado
También he visto que hay muchísimas personas, en las iglesias, que están por años en un “curso” al que llaman «discipulado», pero les son extraños conceptos como el de disciplina, compromiso y entrega, por citar solo algunos.
Estas personas viven un discipulado de cátedra, de manuales, teorías y clases magistrales, pero no el de la imitación de Cristo, hasta que Él sea formado en nosotros.
Muchos han prosperado y han sido bendecidos en su vida, los testimonios dan cuenta de ello. Dios bendice, de cierto, pero no se puede pretender en absoluto que sea una meta en un cristiano alcanzar ese tipo de bendiciones, sino que un discípulo tiene como meta el Reino de Dios y su justicia, sabiendo que en las demás cosas no tiene que afanarse, sino que vendrán como añadidura de Dios conforme a la fidelidad de cada uno en sus frutos y crecimiento.
Un evangelio mundano
¿Cuántos viven solamente en un evangelio de ganancias materiales, preocupados y afanados únicamente por poseer cada día más, creyendo que esa es la voluntad de Dios? Y lo peor es que no entienden el nivel de confrontación en el que está involucrada la iglesia de Cristo en este siglo, y solamente resistirán esa confrontación aquellos discípulos disciplinados, abnegados y preparados espiritualmente.
Estas situaciones de nuestra realidad cotidiana que hoy nos sorprenden, como el trato de leyes que atentan contra el matrimonio, la familia, la moral y cuanta cosa creamos buena y santa, no se desató de golpe, sino que el diablo viene ensayándola desde hace décadas.
El problema es que como iglesia no hicimos nada, porque gente común se concentró en pedir y buscar los bienes que conforman sus necesidades cotidianas y terrenales y no pensaron que en su tiempo iba a suceder lo que hoy está sucediendo.
Y cuanta cosa amenaza el infierno para este tiempo, se aprueben o no (por ahora) las leyes antifamilia que están en debate, el diablo volverá, hasta que lo logre, porque ya pudo implantar el pensamiento en la sociedad para poder dividirla luego.
Y sabemos muy bien que el diablo reina en la división, porque un pueblo sin convicciones y cavilando en su pensamiento no puede permanecer mucho, antes que ceda por completo.
Digo esto, para que, cuantos amen a Jesús y crean en su venida preparen su mente, su corazón y también su casa, dejando de vivir un evangelio superficial y comenzando a vivir el verdadero evangelio, como verdaderos discípulos, el Evangelio del Reino, aquel que Jesús predicó.
Preparación
Discipulado es disciplina, en nuestros pensamientos, en nuestro corazón, motivaciones, valores de vida y prioridades.
¿Sabe qué quiere probar el infierno con todo esto que sucede en la sociedad de hoy, y que en nuestra Argentina ya nos trajo la ley del matrimonio igualitario, legalización del aborto y donde se está a pocos pasos de despenalizar las drogas?
Jesús profetizó que los últimos días serían oscuros y peligrosos y la gente que se manifestaría en esos postreros tiempos, según el Apóstol Pablo, tendría rasgos bien distintivos y marcados por su crueldad, indiferencia, perversión y desafecto natural.
Y lo que está profetizado sucederá, nos guste o no nos guste, porque es parte del plan eterno de Dios, por lo tanto, necesario; así lo aclara la Biblia, para que nadie esté desprevenido.
Pastor Máximo Pérez Rosa
Volviendo a la pregunta, ¿sabe cuál es el ensayo que el diablo hace con todo esto? La respuesta es: ver qué tipo de Iglesia está en vigencia hoy, qué calidad de voz profética está en alto; qué cosas hacemos y valoramos quienes nos llamamos cristianos; a qué cosas reaccionamos y cómo lo hacemos. Es un ensayo para testear la fortaleza o debilidad de la oposición que tendrá en las regiones espirituales de parte de la iglesia.
Si no ignoráramos las maquinaciones del adversario sabríamos que él usa estrategias para dar un golpe, prueba al contrincante antes de atacar, y evalúa tiempos de reacción y contraataque. Dependiendo de ello, pone en acción su siguiente movimiento.
La solución a todo esto sigue estando en Mateo 28:19, “Id y hacer discípulos a todas las naciones”, no enseñándoles a tener éxito en la vida, sino “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”.
Dios les bendiga.