mail

Suscribite a nuestro boletín

Cómo ser un verdadero discípulo según la Palabra de Dios

Es sumamente importante que entendamos que nuestro discipulado está determinado por nuestra relación con la Palabra de Dios. Si no podemos tomar la palabra y ponerla en práctica, no podemos ser discípulos, y por lo tanto estamos privados de la vida del Reino que Cristo planeó y pensó para nosotros.

El discípulo es aquel que sigue a Jesús a pesar de no entender todo lo que escucha, aquel que está dispuesto a llegar a donde las multitudes no están dispuestas a ir, a desprenderse de lo suyo con tal de que el Reino conecte con otros.

Mientras que los milagros están disponibles para la multitud y para los discípulos, la revelación sólo está al acceso de los discípulos, por eso mismo Jesús se tomó el tiempo de explicar con precisión a sus seguidores directos, mientras que el resto que escuchó la enseñanza quedó en la incomprensión.

Desde este punto de vista, la parábola del sembrador puede ser interpretada como estadíos de discipulado. Mientras que la última de las cuatro imágenes es la que Dios espera encontrar, las anteriores son problemas que Jesus les revela a los suyos en relación a la palabra, para que puedan trabajar en ellos como discípulos y discipular a otros. Considerando esto, veamos juntos los estadíos y su paralelismo con los diferentes momentos que debe atravesar un verdadero discípulo.

Junto al camino

“Un sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada y los pájaros se la comieron.” (Lucas 8:5)

El enemigo siempre busca robar la palabra de Dios, es decir, impedir que ella permanezca en nosotros para que tengamos su fruto. Hay una dimensión espiritual en el discipulado, en la que el enemigo se propone hacernos la vida imposible cuando nosotros decidimos ir más profundo en Cristo, y así como los pájaros quieren hacerse de las semillas, el diablo busca quitarnos toda posibilidad de recibir lo que Dios tiene para nosotros, porque sabe que la única forma en que la Palabra puede fructificar es si permanece.

Es por eso que los verdaderos discípulos somos llamados a buscar la Palabra y permanecer en ella, detectando los intentos sutiles de guerra espiritual de robarla e impidiéndolo (por eso el enemigo es presentado como pájaros).

Sobre terreno pedregoso

“Otra parte cayó sobre las piedras y cuando brotó, las plantas se secaron por falta de humedad.“ (Lucas 8:6)

Estos son aquellos en los que la Palabra les permite tener una experiencia, pero la falta de trabajo en profundidad sobre su corazón, les impide que ella eche raíces. Entonces no se pueden sostener en el tiempo.

El Reino tiene experiencias y tiene procesos a través de los que aprendemos. Cuando la emoción es toda nuestra experiencia con el Reino, queda en evidencia que no tenemos el carácter que necesitamos para los procesos.

Esta imagen es una llamada de atención sobre cómo trabajar en el carácter como discípulos nos sostendrá en las tormentas, porque permitirá que la palabra desarrolle una raíz inexpugnable.

Entre espinos

“Otra parte cayó entre espinos que, al crecer junto con las semillas, ahogaron las plantas. “ (Lucas 8:7)

Los entornos que tenemos son determinantes para los frutos que daremos. Preocupaciones, riquezas y placeres de la vida son contrarios a nuestra capacidad de madurar como discípulos. Con el tiempo, ser presa de alguna de estas cuestiones, nos termina ahogando.

El discipulado pone en evidencia los Ídolos que se roban el foco de nuestro corazón. Las riquezas engañan con facilidad a quien no permitió que Jesus sea su Señor aun sobre lo material, y por lo tanto no logra verlo como su proveedor. Mientras que, por otro lado, las preocupaciones son el resultado de tener el foco en una mentira. Me preocupo porque creo en que no se podrá, pero si me llenara de la Palabra, abrazaría una verdad que me sustentará en todo tiempo, y sabría cómo enfrentar este tipo de ataques. Necesitamos despejar el terreno de nuestro corazón para que nada atente contra la fructificación de la palabra de Dios. Si hay plantas con espinos que arrancar, es momento de hacerlo ahora.

En buena tierra

“Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno». Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga”. Lucas 8:8

El que es buena tierra es quien preparó su corazón para la Palabra, quien diariamente le da un lugar a la misma con perseverancia, y trabaja sobre ella para verla fructificar en su vida.

La palabra De Dios demanda atención para oír, constancia para obedecer, y perseverancia para ver sus frutos. Es una regla espiritual que nos asegura que si insistimos sobre ella comenzaremos a cosechar primero 30, luego 60 y luego el 100 % de lo sembrado. Cuando Jesús compartió esta parábola pretendía que sus discípulos fueran reconocidos por ser una tierra en la que la voluntad de Dios se viera plasmada en frutos concretos.

David Decena
David Decena
Pastor junto a su esposa, Abigail, de Victory Church (Mnes. Argentina). Realiza una maestría en orígenes del cristianismo en España. Es Director y co-fundador de EDES (Escuela de Entrenamiento Sobrenatural). Junto a Abigail, pastorea los ministerios creativos de su casa, trabajando en la expansión territorial de la iglesia en otras ciudades.

Otras

CRISTIANAS

hola
Enviar Whatsapp
error: Gracias por interesarte en las publicaciones de La Corriente, para su uso o difusión, por favor escribirnos a [email protected]