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Cómo era la Iglesia primitiva y qué podemos aprender hoy de ella

La iglesia que buscamos ser tiene sus raíces en la iglesia a la que el Espíritu dio vida desde el inicio: la iglesia primitiva, con su origen en Pentecostés.

El apóstol Pablo describe esta iglesia como «miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas» con «Cristo Jesús mismo» como la «piedra angular» (Efesios 2:20).

En el nuevo pacto, los apóstoles cobran una relevancia inexistente en el Antiguo Pacto. Esta descripción de la Iglesia muestra a los apóstoles siendo parte fundamental del cimiento de la iglesia, y al Señor Jesús como la piedra que sostiene la construcción. Pero, veamos mejor qué es un apóstol y cuál es su función.

“Como tú me enviaste al mundo, yo los envío también al mundo.” (Juan 17:18-19)

El concepto griego “apóstol” es “enviado”, y refiere a un emisario que viene a un lugar en representación de otra persona. Los que fueron nombrados apóstoles por Jesús, siguieron su ejemplo y transmitieron las buenas nuevas del Reino de los Cielos que se acercó a la humanidad.

Al ser emisarios, continuaron con la tarea que el Señor inició, y dieron dirección a la iglesia para desarrollar su tarea. Ellos no son los únicos dones de Cristo (Efesios 4 describe 5), pero su oficio ministerial da impulso y dirección a la iglesia para provocar el avance del Reino. Su conexión permite ver el Cielo y adquirir la revelación necesaria para lograr establecer esos diseños en la tierra. Por lo tanto, si entendemos las marcas apostólicas, sabremos qué debemos pedir, y qué debemos buscar como iglesia.

1. Revelación de la Palabra

Si algo distingue al ministerio apostólico que vemos en las escrituras es la profundidad en la Palabra y la meditación en ella para extraer revelaciones poderosas. Esta profundidad en la palabra es la que permite que Cristo sea formado en la iglesia.

“Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el partimiento del pan y en la oración. Todos estaban asombrados por los muchos prodigios y señales que realizaban los apóstoles.” (Hechos 2:42-43)

“Así que los doce reunieron a toda la comunidad de discípulos y les dijeron: «No está bien que nosotros los apóstoles descuidemos el ministerio de la palabra de Dios para servir las mesas… nosotros nos dedicaremos de lleno a la oración y al ministerio de la palabra».” (Hechos 6:2-4)

Una marca de los apóstoles que entendieron el llamado en la iglesia es la profundidad en la palabra. Desde el inicio, los apóstoles se desentendieron de otros quehaceres, para enfocarse en una espiritualidad profunda en torno a la palabra, porque sólo ellos podían suplir esa necesidad de la Iglesia.

Esta profundidad nos permite tener revelación y al mismo tiempo comprensión de un marco doctrinal que nos lleva a evitar el engaño. Desde el inicio, la firmeza en la enseñanza de los apóstoles sirvió para evitar el engaño del enemigo, y eso lo podemos ver en las cartas apostólicas.

2. Señales, prodigios y milagros

“Las marcas distintivas de un apóstol, tales como señales, prodigios y milagros, se dieron constantemente entre ustedes.” (2 Corintios 12:12)

El libro de los Hechos muestra que esto distinguió a los apóstoles desde el inicio. En este pasaje, estás tres palabras están diferenciadas porque su significado es distinto, por eso veremos estas tres expresiones en griego para referirse a los milagros y lo que ellos provocan:

  1. Semeíon: señal o signo
    Son una muestra del respaldo divino y un indicativo de un llamado genuino y de la voluntad De Dios. Es una señal de algo más.
  2. Téras: prodigio o maravilla
    Algo extraordinario e inusual que causa asombro o admiración, porque genera un impacto emocional y hasta psicológico.
  3. Dúnamis: poder milagroso
    Refiere a la demostración del poder De Dios en sí mismo, poder para hacer lo posible y lo imposible.

3. Expansión del Reino

El énfasis de los siguientes pasajes está en la expansión del evangelio del Reino en territorios y ámbitos de influencia:

“Y la palabra de Dios se difundía: el número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.” (Hechos 6:7)


“Pero la palabra de Dios seguía extendiéndose y difundiéndose.” (Hechos 12:24)


“Muchos de los que habían creído llegaban ahora y confesaban públicamente lo que habían hecho. Un buen número de los que practicaban la hechicería juntaron sus libros en un montón y los quemaron delante de todos. Cuando calcularon el precio de aquellos libros, resultó un total de cincuenta mil monedas de plata. Así la palabra del Señor crecía y se difundía con poder arrollador.” (Hechos 19:18-20)

Como cristianos constantemente tenemos en nuestras manos un Cannon bíblico en el que podemos encontrar a Cristo en todas sus palabras desde el inicio de sus textos. El nuevo testamento nos muestra a todos aquellas personas que con su rol apostólico trabajaron desde el inicio en la expansión del Reino de los cielos, anunciando siempre a Cristo como el el misterio revelado.

La palabra se difundió, se añadió gente, pero todo esto porque detrás había personas empujando el avance del Reino de Dios. Una iglesia apostólica, por ende, debe tener un corazón con carga por la salvación y que el Reino se siga expandiendo hasta el fin de la tierra.

Que nuestra meta sea que toda la humanidad vuelva a conectarse con el Cielo.

David Decena
David Decena
Pastor junto a su esposa, Abigail, de Victory Church (Mnes. Argentina). Realiza una maestría en orígenes del cristianismo en España. Es Director y co-fundador de EDES (Escuela de Entrenamiento Sobrenatural). Junto a Abigail, pastorea los ministerios creativos de su casa, trabajando en la expansión territorial de la iglesia en otras ciudades.

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