El estudio de la Teología como disciplina académica ha sido motivo de discusión desde sus inicios hasta la actualidad. Aun así, esta temática fue abordada por numerosos autores de todas las épocas. Si hay algo que tenemos de sobra, son los libros que buscan dar respuesta a la misma pregunta una y otra vez: “¿Quién o qué es Dios?” No hace falta ser cristiano para preguntárselo. Pero sí al menos, para encontrar la respuesta correcta. El pastor Nicolás Serrano no percibe este exceso de oferta como obstáculo; al contrario, lo toma de contrapartida.
En su nuevo libro El Dios de toda gloria, con una portada por demás sugerente, convoca al lector a un nuevo destino que pocos teólogos han optado por llevar en sus escritos. Desde un lenguaje sencillo hacia una perspectiva práctica, esta obra no remite a círculos académicos, usualmente lejanos de la quebrantada realidad. El autor delimita su público desde las primeras páginas: el cristiano de pie, harto de razonamientos complejos y vacíos, pero con una necesidad innata hacia una vida de total devoción al Dios que elige creer cada día.
“La mayoría de las personas que profesan creer en Dios adoran a un Dios fruto de su imaginación, tan abominable y despreciable como los ídolos hechos por sus manos.”
Frase del libro «El Dios de toda gloria»
En un viaje sin retorno hacia las profundidades de la divinidad, Nicolás Serrano asegura que ningún sacrificio realizado en pos del conocimiento verdadero de Dios podrá llegar a compararse con la recompensa que esto implica. Hablando tanto del presente como de la eternidad aún no vivida, la riqueza inmarcesible del conocimiento de Dios transforma la vida de todo aquel que por gracia la recibe. Es por esto que, una de las premisas que con mayor frecuencia se repite al pasar los capítulos, es la revelación de la Palabra como el Sol de todos los soles. Una luz que alumbra absolutamente todos y cada uno de los rincones de la existencia.
Es algo lógico, demuestra el autor, tomar como punto de partida, para alcanzar la realidad fidedigna, al mero Creador de la existencia. No se trata de un estudio más acerca de lo que el ser humano puede pensar sobre Él, sino lo que Él mismo ha dicho y demostrado ser a través de las eras, revelándose a hombres y mujeres de fe que creyeron incluso antes de que la teología existiera. Ese estilo de vida está al alcance de nosotros. Y Dios no esconde su rostro, solo que no sabemos cómo distinguirlo.
“Si el conocimiento de Dios no tiene fin, entonces, tampoco lo tiene nuestro asombro ni nuestra felicidad.”
El destino es único e inequívoco: una adoración sobrecogida. Nicolás Serrano asegura que el alcanzar nuevos niveles de comprensión significa alcanzar nuevos niveles de alabanza. Esa es la respuesta de un corazón lleno de sabiduría de Dios: gratitud sin reservas. La transformación ocurre como efecto secundario del encuentro divino, pues todo conocimiento de Dios es práctico. Nadie puede permanecer siendo el mismo luego de contemplar tan solo un destello de la majestad del Señor.
Así como el rostro de Moisés, ese refulgente esplendor trae indicios de una cercanía que rebasa los límites de lo esperado. El Dios de toda gloria es una invitación extendida a ese mismo monte santo donde el Señor esperó tan solo un corazón receptivo que decidiera vaciarse de erróneas concepciones. Un Dios que anhela mostrar su inconmensurable intimidad a quienes decidan ser llamados sus amigos. Una relación que sobrepasa el vínculo de la Razón y lo humanamente posible. Una relación con el Dios de toda gloria.

Título: El Dios de toda gloria
Páginas: 187
Año: 2025
Autor: Nicolás Serrano