Tengo particular debilidad hacia los autores que, aunque son profundos al desarrollar un tema en específico, logran simplificarlo tanto que uno llega a pensar lo lindo que sería que todo lo complicado de la vida pueda ser fácilmente explicado.

Brennan tiene una particular gracia para hablar de la gracia de Dios, literalmente, gracia sobre gracia. A medida que leía el libro podía verme a mí mismo luchando con esta verdad tan profunda; no podemos hacer que Dios nos ame más, él nos ama y punto.

“aceptamos la teoría de la gracia, pero la negamos en la práctica”

Brennan Manning

Esas son palabras del autor y nunca estuve tan de acuerdo con esta afirmación. Luego de leerla tuve que cerrar el libro para comenzar a reflexionar profundamente sobre todas mis luchas personales en cuanto al amor incondicional de Dios hacia mi vida.

El lenguaje de Brennan nunca es de alguien que habla de la superioridad, al contrario, habla desde la calidez de aquel que conoce la más profunda oscuridad del ser humano. Y eso es algo por lo cual estoy agradecido con el autor de este libro porque pone esta verdad de la gracia al alcance de todos nosotros, seres imperfectos que buscamos la perfección en un Dios que sí lo es, pero que no se aleja, extiende sus manos para que vayamos en pos de lo perfecto, su amor. 

Y el amor de Dios es el eje que sostiene todo el libro. Hablar de la gracia de Dios es hablar del amor de Dios y hablar del amor de Dios, inevitablemente, es hablar también de su gracia. Creer que no nos merecemos el amor de Dios es no entender el mensaje del Evangelio. Las buenas nuevas son que Dios nos amó tanto que dio a su hijo unigénito para que podamos estar en una relación con él sin el obstáculo del pecado.

La Verdad 

Pareciera una verdad tan básica pero que, como decía Brennan, lo conocemos en la teoría, pero en la práctica, en el día a día, negamos esta verdad tan abrumadora. Luchamos con los mismos pecados, la culpa nos persigue, la vergüenza nos asalta de vez en cuando y pareciera que nunca somos suficiente. Y ahí radica el error, somos el centro del amor de Dios. Nos ama tanto que se despojó de todo lo que implica ser Dios y caminó en nuestra tierra, respiró nuestro mismo aire ¿No es eso asombroso?

Hay una historia que tocó lo profundo de mi corazón. Una mujer sentía que no estaba haciendo lo “suficiente” por Dios a pesar de que estaba criando de manera amorosa a su hija, y en ese momento se acerca a Brennan para consultar si debía dejar a su hija al cuidado de otras personas para ella dedicarse a servir en un comedor comunitario. 

Ante esta propuesta creo que todos diríamos “guau, cuánta pasión. Sí, creo que estás tomando la decisión correcta”, pero Brennan le dijo de manera rotunda lo opuesto. 

No se trata de hacer más obras justas, como si de esa manera pudiésemos hacer que Dios nos amara más y aunque pareciera que hacerlas está bien, en el fondo seguimos sintiendo que no somos lo suficientemente buenos y con el tiempo esto genera en nosotros miedos, insatisfacción, amargura y rechazo.

Experiencia

Mientras leía el libro no podía evitar pensar que el desafío está en posicionarnos en la verdad eterna de que Dios nos ama lo suficiente para dejar el cielo y dar su vida por nosotros. Su sacrificio hizo que por su sangre seamos justificados y es solo a través de la fe en esta verdad que podremos experimentar verdaderamente la gracia de Dios.

En palabras de Thomas Merton “un santo no es quien es bueno sino quien vive la bondad de Dios”. Corremos un grave peligro cuando reducimos la santidad a nuestros valores morales, y aunque son un testimonio de nuestra santidad, es solo un aspecto o bien podríamos decir la faceta más evidente de que somos santos.

Debemos volver a ser como niños. No tanto por su inocencia, sino por su capacidad de asombro y la facilidad con la que dejan todo atrás. Viven ligeros, sin pretensiones. Viven el día a día, viven de manera presente. Brennan cuenta la historia de este famoso rabino que antes de morir confesó con gran satisfacción que nunca pidió fama o riquezas, solo pidió maravilla y asombro.

Oro para que al leer este libro puedas experimentar el mismo asombro y maravilla que experimenté mientras volvía a meditar en esta verdad tan conocida pero tan poco practicada. Somos amados y aceptados; no hace falta pretender ser otra persona, ni probarlo con nuestras obras. Somos santos no porque podamos generar la santidad; somos santos porque nuestro Dios es santo y Él lo comparte diariamente con nosotros.

 “Los hombres y mujeres llenos de luz son aquellos que han visto de cerca la oscuridad de su imperfecta existencia.”

“Cuando dejemos de preguntarnos ¿qué he hecho? Para preguntar ¿qué puede hacer Él? Podremos sentir liberación… El cristianismo se da cuando los hombres y mujeres aceptan con inconmovible confianza que sus pecados no solo han sido perdonados, sino también olvidados y limpiados por la sangre del Cordero.”

“Aceptar la gracia de Dios significa simplemente volverse a Dios.”

“La gracia es la expresión activa de su amor, encarnado en Jesucristo.”  

Ficha técnica
Título: El evangelio de los andrajosos
Autor: Brennan Manning
Editorial: Casa Creación
Año:2015

Jonathan Valdez
Es artista y comunicador, músico, escritor y poeta que también se desarrolla como productor musical, editor de libros y gestor cultural. Autor del libro de poesía “Despojarse”. Fundador de la comunidad de artistas Somos El Consuelo y de la escuela de Arte, creatividad y espiritualidad llamada LEVART.