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La paz no es algo, es Alguien

En un mundo lleno de caos, ansiedad y conflictos, la búsqueda de la paz es constante. Muchos creen que la paz es un estado de tranquilidad o la ausencia de problemas. Sin embargo, desde una perspectiva celestial, va más allá de una simple sensación, es una persona: Jesús. A través de su vida y enseñanzas, Él nos muestra que la verdadera paz no depende de nuestras circunstancias, sino de nuestra relación con Él.

1. La Paz en medio del caos: Jesús en la tormenta.

Un claro ejemplo de esto se encuentra en el relato bíblico de Jesús calmando la tormenta (Mateo 8:23-27). Mientras los discípulos entraban en pánico por la furia del mar, Jesús dormía tranquilamente. Esta escena nos muestra que la paz que Jesús ofrece no es una ausencia de tormentas, sino la calma en medio de ellas. Hoy en día, enfrentamos «tormentas» modernas, como la incertidumbre económica, problemas de salud mental y conflictos globales. La presencia de Jesús en nuestras vidas nos ofrece una paz que no se ve afectada por estos problemas externos.

«La paz que Jesús ofrece no es una ausencia de tormentas, sino la calma en medio de ellas».

2. La Paz interior: Más allá de las circunstancias.

En la sociedad actual, a menudo buscamos la paz en el éxito profesional, la estabilidad financiera o las relaciones personales. Sin embargo, estas fuentes externas son volátiles y pueden cambiar rápidamente. Jesús dijo: «La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da» (Juan 14:27). Esto significa que la paz que Jesús ofrece no depende de nuestras circunstancias, es interior y nos sostiene incluso cuando el mundo exterior es inestable.

3. La Paz como relación: reconciliación y amor.

La paz que Jesús ofrece también tiene un componente relacional. A través de su sacrificio, Él nos reconcilió con Dios, dándonos paz con nuestro Creador (Romanos 5:1). Este acto de reconciliación nos muestra que la verdadera paz también implica restaurar relaciones rotas, ya sea con Dios, con los demás o con nosotros mismos. En la actualidad, esto se traduce en la búsqueda de la reconciliación en nuestras relaciones personales, fomentando el perdón y el amor, y trabajando activamente para sanar divisiones en nuestras comunidades.

4. La Paz activa: Ser agentes de paz.

Jesús nos llama a ser «pacificadores» (Mateo 5:9), lo que significa que la paz no es solo algo que recibimos, sino también algo que compartimos. En un mundo donde las divisiones y el conflicto son frecuentes, los seguidores de Jesús están llamados a ser agentes de paz, promoviendo la justicia, la compasión y el entendimiento. Esto puede incluir desde pequeños actos de amabilidad y apoyo hasta la defensa de la justicia social y la paz global.

5. La Paz eterna: esperanza en Cristo.

Finalmente, la paz que Jesús ofrece no es solo para esta vida, sino también para la eternidad. En un mundo donde todo es temporal, la promesa de una paz eterna en la presencia de Dios nos da esperanza y seguridad. Esta perspectiva eterna nos ayuda a enfrentar las dificultades con una visión más amplia y con la certeza de que, en Cristo, tenemos una paz que supera todo entendimiento (Filipenses 4:7).

Conclusión: Jesús, la fuente de nuestra paz.

En resumen, la paz verdadera no es simplemente un estado de tranquilidad o la ausencia de problemas. Es una persona: Jesús. A través de una relación con Él, podemos experimentar una paz profunda y duradera que trasciende las circunstancias de la vida. Al reconocer a Jesús como la fuente de nuestra paz, somos llamados a vivir como pacificadores, llevando su paz a un mundo necesitado. En Jesús, encontramos no solo un refugio en las tormentas de la vida, sino también una esperanza segura y eterna

Emanuel Ivaldi
Emanuel Ivaldi
Emanuel Ivaldi es de Buenos Aires . Musico. Productor visual, Diseñador Grafico. Ama muchísimo a Jesus y se esfuerza para llevar el mensaje de forma creativa y cotidiana viaja por el mundo compartiendo acerca de que con Jesus todo, todo es posible

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