Un nuevo episodio en nuestro living, donde Sebastián Liendo conversó con Chris sobre su conversión, cómo es dirigir una de las iglesias más importantes del mundo y la importancia de la victoria de Jesús en la cruz.
La conversión de Chris Mendez
Chris: Yo vengo de un trasfondo de adicciones, la estaba pasando muy mal, totalmente perdido. Y vino la amiga de mi cuñada a hablarme un día que fui a la casa de mi hermano y su esposa, después de estar de fiesta toda la noche y yo estaba mal.
La razón por la cual fui a la casa de mi hermano es porque no quería ir a mi casa, para que mis padres no me vean en la condición que estaba. Mi cuñada invita a una amiga, ella me comparte su testimonio, acerca de su encuentro con Jesús y cómo a ella la ayudó a salir de sus adicciones.
Tres meses después, estaba pasando por mi tercera sobredosis. Es ahí donde recuerdo las palabras de esta chica, llamada Mariela, y en el baño de un boliche, clamo a este Jesús que yo no conocía. De manera sobrenatural, interrumpe mi vida en ese baño. Esa noche para mí marcó un antes y un después.
Al día siguiente fui a la iglesia con mi mamá, me convertí y le entregué mi vida al Señor y ahí es donde empieza una nueva vida para mí. Entendí desde muy temprano en mi caminar con el Señor que si Él pudo intervenir en mi vida en el baño de un boliche en Sidney, que Él nunca busca una condición correcta o una vida perfecta para poder obrar en ella.
Entonces para mí, desde el comienzo, siempre tuve el pensamiento de que si Dios me aceptó a mí, en la condición en la que estaba y en el lugar en el que me encontraba, Dios puede hacer cualquier cosa con cualquier persona. Sentí desde muy temprano en mi caminar con Dios, que me iba a usar para romper estructuras, para romper moldes y para intentar demostrar que Dios puede hacer cualquier cosa, en cualquier lugar, con cualquier individuo.
La importancia de la victoria de Cristo en la cruz
Chris: Si nosotros realmente creemos que cuando le decimos que “sí” a Jesús, como las Escrituras nos enseña, somos una nueva creación, una nueva criatura, el pasado jamás nos puede atar, ni limitar. Yo soy de aquellos que cree que cuando uno le dice que “sí” a Jesús, todo lo del pasado se corta, porque somos una nueva creación.
Entonces cuando mis amigos, que en algunas ocasiones se burlaban de mi fe o me cuestionaban, me decían “Dale Cris, sabemos quién sos, sabemos en lo que anduviste, sabemos las cosas que hiciste”, un día me tuve que parar, me puse firme, “ustedes no me conocen por quien soy, me conocen por quién era”.
Muchas veces es súper difícil intentar convencer a personas que están en el día a día con vos, que te conocían por la manera que vivías, por las cosas que hacías y solo el tiempo puede demostrar eso, porque uno ya deja de pensar como pensaba, hablar como hablaba, operar como operaba.
El fruto después de tiempo da testimonio de que sos una persona totalmente nueva y renovada por la decisión de fe que tomaste, de decirle que sí a Jesús. Y eso es súper importante, vivir al nivel de la nueva creación que Dios te hizo y tener esa convicción de que mi pasado ya no tiene poder sobre mi vida.
Soy de aquellos que cree y lo predico, que cuando uno dice “estoy batallando con mi pasado”, entonces no entiende el poder de la nueva creación que uno es. Cuando uno constantemente dice esto, lo que en realidad está diciendo es “la cruz no fue suficiente” y la cruz es más que suficiente para que nosotros podamos vivir como una nueva creación y libres de nuestro pasado, abrazando la nueva vida que tenemos en Él.
Seba: Es como una sobrepaga de la cruz constantemente. Yo hace poco estaba leyendo un libro que decía que cuando una persona viene de este nuevo nacimiento, que es una naturaleza incorruptible, es algo como una categoría superior de vida, la vida zoe, y en ella hay puntos que hay que empezar a diferenciar, decía en el libro: los frutos de los resultados. O sea, uno puede tener un resultado matemático constantemente, una relación no te funcionó, o el ministerio no te funcionó. Ok, pero hay una cosa diferente que es el fruto, que es el fruto de esta nueva creación dentro tuyo.
¿Qué es el liderazgo apostólico que se implementa en Hillsong?
Chris: En primer lugar, creo que es el deber de otro decir que vos trabajas con un liderazgo apostólico y no es la responsabilidad de uno. Hoy tenemos en nuestro continente apóstoles que se ungieron ellos mismos y creo que el fruto tiene que dar testimonio de cómo operas en tu ministerio.
La raíz es súper importante, hoy alrededor de nuestro continente parece que está de moda plantar iglesias o expandir plantando campos que salen de una iglesia, pero muchas iglesias que no están preparadas.
No mandan a las personas correctas, no empiezan desde una posición de fortaleza, no tienen los recursos. Es porque ven a otros plantar iglesias o expandir con nuevos campos, y piensan “esa es la onda. Tenemos que hacerlo”. Y como Iglesia a nivel global, muchos ven los últimos 15 años que expandimos a más de 30 países, pero por 25 años solamente estábamos en tres ciudades y entonces nos tomó 25 años para fortalecernos, para echar raíces profundas como iglesia para que, cuando llegara el momento correcto, desde una posición de fortaleza, empezar a expandir.
Siempre digo, Dios puede tomar mucho tiempo para hacer algo bien rápido, pero el tiempo de preparación, de levantar a personas, de fortalecer a equipos, de prepararse a nivel económico, de orar por los lugares correctos para poder ir y plantar, ese tiempo de preparación es lo más importante. Para mí, eso de fortalecer los cimientos, de echar raíces, obviamente en primer lugar en Dios, en segundo lugar a nivel ministerial, para fortalecernos para después poder enviar, es súper importante, pero el entender que una visión no se trata de una pareja pastoral, sino que se trata de crear.
Creo que el liderazgo se trata de crear oportunidades para que otros puedan servir y contribuir. Cuando uno crea espacio, uno identifica a personas, levanta a personas, posiciona a personas para que podamos seguir expandiendo. Nosotros con mi esposa Lucy, entendemos muy bien que esto no se trata de nosotros. Si yo estoy en Buenos Aires significa que no estoy en Montevideo, no estoy en nuestras dos iglesias, en San Pablo, en Monterrey, pero las cosas tienen que funcionar como si nosotros estuviéramos ahí.
Y eso se trata una cultura de liderazgo, de darle lugar a otros, a que cometan errores, a que puedan liderar, a que puedan desarrollar nuestra visión en esas ciudades sin que nosotros estemos. Y eso para mí requiere un liderazgo que lidera con las manos abiertas, que le da lugar a otros y no se sienten amenazados por personas que van a liderar de forma diferente, que van a predicar mejor que uno.
Esto es súper importante en un ministerio apostólico que tiene la visión y el blanco de seguir expandiéndose. Nosotros hoy tenemos cinco iglesias en cuatro países, pero venimos con la visión de un montón de países y recién estamos comenzando, la pandemia frenó un poco el desarrollo de nuestra visión, pero estamos llenos de visión y estamos apuntando a un futuro con iglesias en un montón de ciudades en nuestro continente y a eso apuntamos.